La hoja de psicodrama nº 68

TEATRO ESPONTÁNEO “HOY”.
Montuori, A.
Fecha de recepción: 15/04/2019.
Fecha de aprobación: 22/04/2019.
LA HOJA DE PSICODRAMA Nº 68 (76-90)

Resumen

En el camino de discernir qué es para mí el teatro espontáneo “hoy”, este artículo se propone como ejercicio volcar la experiencia llevada a cabo en diferentes escenarios de la vida por mí y mi compañía. Un observatorio de la vida de la ciudad y sus actores que, invitados a participar de un proceso de reflexión y representación colectiva, dan lugar a la que definiría como una clínica comunitaria. Procuraré integrar los efectos que han ido presentándose en mí como director y autor de este texto con una visión que no pretende ser obscena, pero sí hacer ver ciertos aspectos internos de la vivencia de la tarea de dirigir, desde el método del teatro espontáneo (de ahora en adelante será, TE) que va generando un saber donde se combinen, como ocurre en las escenas del TE, la herencia recibida por el pasado (conservada en la memoria) y su representación en el presente. Las obras de TE son una sucesión de diferentes historias narradas y representadas en diferentes escenas que componen finalmente la obra completa. Estas manifestaciones tan sorprendentes a través de historias personales, desvelan algo que late en la comunidad, adquiriendo historia tras historia, y representación tras representación, un sentido colectivo (un emergente comunitario). En este texto se toman como referencia diferentes funciones que dibujan un tramo de vida que puede ofrecer un análisis clínico del estado de la convivencia en Madrid. Así que, simplemente desde la necesidad de comunicar su existencia y metacomunicar sus praxis, a continuación entramos en las entrañas del TE Hoy.

Abstract

In order to clarify what it is spontaneous theatre for me today, this article is an exercice that proposes an overturn of my experience and the experience of my company. An observatory of the life of the city and its actors invited to participate in a process of reflection and collective representation give rise to what I would define as a community clinic. I will try to integrate the effects that have been turned up as director and author of this text with a vision that does not pretend to be obscene, but to show certain internal aspects of the experience of directing, from the spontaneous theater method (from now on it will be, TE), which generates a knowledge as a result of the inheritance received by the past (preserved in the memory) and its representation in the present. The works of TE are a succession of different stories narrated and represented in different scenes that finally integrate the complete work. These surprising manifestations, through personal stories, reveal something that beats in the community, acquiring history after history, and representation after representation, a collective sense (an emerging community). In this text, different functions are taken as references that draw a section of life that can offer a clinical analysis of the state of coexistence in Madrid. So simply from the need to communicate their existence and metacommunicate their praxis, I present this article about TE today.

Teatro espontáneo “Hoy”.

Construcción de un método y un dispositivo de trabajo psico-social y comunitario: hacia una clínica de la espontaneidad.

El escenario de fondo de estas experiencias es Madrid, nombro la ciudad donde se desarrolla mi labor y el de la compañía que dirijo (L´Impegnata), para dotar de un territorio específico con sus características sociales, históricas y culturales.

Iré delimitando su alcance en el mapa del TE, que se desarrolla en otras compañías u otros hemisferios (el TE tiene un movimiento muy fértil en América del Sur), que hacen del TE que se desarrolla aquí y ahora, en este contexto, una representación, un observatorio-laboratorio de lo que aquí acontece. Un intento de ir achicando el espacio y el tiempo, delimitar para quizás comprender mejor a los otros, tan fragmentados, lejanos e indiferenciados, del mundo globalizado en el cual nos ha tocado vivir. Comprender lo ajeno, a los extranjeros que habitan nuestro mundo interno y externo, para ayudar a familiarizar más con lo humano en ciertos aspectos olvidados del convivir. Incluso cuando se intenta universalizar temáticas como el Alzheimer, la Salud Mental etc., durante las llamadas “Jornadas Mundiales” (grandes emergentes sociométricos por así decir), que son una ocasión de ver de cerca, al ser humano, su singularidad y comprenderlo con una lente más potente y sin embargo rodeado de la comunidad que le incluye.

Para compartir…

Hace tiempo que no escribo pero “hoy” es el “momento”, entre los trabajos que incluyo en este artículo, procuraré tener una mirada global y otra particular para acercarme y distanciarme de cada experiencia e integrar diferentes perspectivas sobre cada escenario y sus contenidos, empezaré por nombrar en primer lugar la experiencia que desarrollé durante la difícil tarea que se me asignó junto a otras compañeras en el año 2016-2017 de formar parte de un proyecto pionero basado en llevar a cabo la supervisión orgánica y sistemática de los equipos de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Madrid. El método del TE con su abanico de técnicas-juegos me permitió aproximar una tarea potencialmente “ansiógena” como resulta ser la supervisión profesional, y transformar durante el plazo de tres sesiones, las trabajadoras sociales en narradoras, actrices y público de sus historias cotidianas, como profesionales y como personas. Que el Theatron (en griego antiguo significa lugar para ver) junto a la Espontaneidad, fueran para ellas y para mí, un lugar para ver estas realidades, y poder tratar en público lo que sucedía en una institución tan grande y tan social, donde estructura y creatividad puedan convivir.

En paralelo con el dispositivo del TE que toma forma en el año 2015 con el nacimiento de la Compañía de L´Impegnata, ofrecimos funciones en Apasev (Alcorcón) con usuarios de la asociación de familiares de personas con elevado sufrimiento psíquico, que nos convocó hasta en dos ocasiones, una en el 2016 y otra en el 2017. El 21 de septiembre 2107, se nos invitó a representar las historias de familiares y afectados por el Alzheimer en ocasión de la Jornada Mundial sobre el Alzheimer, en el salón de actos del Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón. En el 2018 nos propusieron participar de un proyecto basado sobre la idea de conectar Arte y Enfermedad Mental llamado Reflejos” con los usuarios y profesionales del Centro de Rehabilitación Psicosocial de Las Rozas en colaboración con el Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid. Pocos meses más tarde en Esto es una Plaza, con los usuarios de un Centro de Día para personas con enfermedad mental, gestionado por la Fundación San Martín de Porres y junto a los vecinos del barrio de Lavapiés, fuimos convocados para realizar una acción de sensibilización en ocasión de la Jornada Mundial de la Salud Mental. En noviembre de 2018, L´Impegnata despidió el año acompañando una especial edición del Halloween Literario  promovido por Aculco (entidad que se ocupa de la acogida y repatrio de personas inmigrantes) con una función de TE que enmarcara el cierre de la fiesta con los asistentes a la celebración.

Digamos que este es el menú del día que ofrece este artículo, compuesto de varios días de TE en múltiples salsas. Reservo una pequeña sorpresa para el final de este artículo, donde trataré un evento matricial para todas estas funciones realizado en el año 2016, y una reflexión en cierta medida filosófica sobre el significado de hacer y actuar.

SUPERVISIÓN DE LOS SERVICIOS SOCIALES

Cuando me propusieron esta oportunidad, me dije cómo se supervisa algo tan grande, los Servicios Sociales de la ciudad de Madrid, una especie de muñecas rusas de instituciones dentro de instituciones. No sé bien por dónde empecé pero fui buscando en un libro que llegó a mis manos tras un viaje a Argentina titulado “Lo grupal” de Eduardo Pavlovsky y Juan Carlos de Brasi, en concreto un apartado titulado “Propuestas para un análisis institucional de los grupos” escrito por Osvaldo I. Saidon. Allí me encontré con conceptos como Instituido, Instituyente como elementos dinámicos y dialécticos y el resultado de una esclerosis de dicha dinámica que es la Institucionalización (de la corriente francesa del análisis institucional), que me recordó directamente al concepto moreniano de espontaneidad. Este encuentro conceptual me abrió un camino para fundamentar aquella experiencia que poco más tarde cobró vida.

La pregunta que me hacía era ¿Cuál es el nivel de salud de esta institución y de las partes que la conforman, cuál es su nivel de espontaneidad?

Está claro por otro lado que mi idea era usar el TE para hacer visible todo aquello, pero tras esta referencia bibliográfica y metodológica, pude ver el horizonte hacia donde quería conducir a estos equipos, algo que los llevara a volver a poner en marcha una dinámica entre pasado, presente y futuro de la institución donde se mueven profesionales y equipos, pero sobre todo no perfeccionar sus estrategia de defensas, sino que intentaran funcionar como conjunto, como comunidad que pretende ayudar a la comunidad en dificultad, “un grupo que acompaña a un grupo”, como el dispositivo del TE me enseña. Conocer a las personas que forman la institución y que estas personas se conozcan entre sí, explorar sus miedos (escenas temidas), representar lo cotidiano, nombrar los problemas, pensarlos como algo común y no individual o privado, pensar en el otro como alteridad y semejante. Sobre todo verse y dejar de esconderse, pasar de la división, desconexión y conflicto a comprenderse como unidad de intentos, a participar, a sacar a fuera, a encontrase con los otros y el ambiente donde viven.  Que pudieran actuar entre sí y entre sí y el público que atienden. Al fin y al cabo, lo que me proponía era formar lo que para mí son las “compañías de teatro espontáneo”, aplicado al campo de los Servicios Sociales.

Fue transgresor, ver a las trabajadoras sociales actuar sobre sus historias y “jugar” durante tres sesiones en el horario de trabajo. Aflojamos algunos de aquellos “nudos” que las volvían profesionales infelices y desconfiadas. Lo que fue más visible era su soledad, que al compartirse fue menos sola. En ese marco de trabajo pude ver el valor de volver a jugar que J.L. Moreno planteaba en sus principios. En nuestra formulación técnica planteamos la primera sesión en estos términos del cual saco un fragmento: “Metodología que procede del psicodrama, con técnicas de sociodrama y de teatro espontáneo, donde se crean tres subgrupos de trabajo a los cuales se les pide a cada miembro compartir una situación relacionada con la tarea, que les importe compartir con los otros miembros, sucesivamente se dará  la consigna de elegir una entre las contadas. Finalmente, de cada subgrupo se elige una situación y un vocal que la cuente a los otros grupos, llegando a tener tres situaciones significativas, a las cuales se le pide a cada subgrupo atribuirle un título”.

Este esquema de trabajo nos permitió evaluar y operar a la par, sobre las diferentes situaciones, que fueron finalmente representadas. Los grupos indiferenciados, atomizados, conflictuados que entraron a la sesión, se fueron diferenciando (sociométricamente y voluntariamente) en su interior, ocupando los diferentes roles que se desempeñan en una función de TE, narradores, actores y público, unidos por una dirección. La dificultad de no contar con una compañía experta claramente me obligaba a trabajar con el método del teatro espontáneo pero no con el dispositivo, sin embargo el resultado fue, como me sucede a menudo, sorprendente desde el punto de vista de la creatividad y la espontaneidad de los actores. Invitar a las trabajadoras sociales a poner un título a sus historias ayudó a clarificar y a conectar a actores y público, reducir quizás la angustia de enfrentarse a la improvisación, como hace un actor espontáneo (que logra gracias a la espontaneidad trabajada en los ensayos). Resultado de este primer ensayo hizo emerger varios titulares emblemáticos, que significaron una verdadera síntesis poética y un primer efecto de la supervisión, de los cuales quiero compartir una pequeña selección: “Sola ante el peligro” – “Ella baila sola” – “Unidos ante las adversidades y las que vendrán” “No sé lo que ocurre” – “Una madre ausente” – “Desconexión Total” “Sobrevive como puedas: imposible ir al día…” – “El Atracón de la Burocracia”“Misión Imposible” “Los míos, los tuyos, los nuestros” – “SOS: Como Dios”  – “Tienes un e-mail o pesadilla en mail Street”“Los números por encima de todo/s” – “El día de la marmota”…

Estos son solo algunos de los titulares que ofrecieron las trabajadoras sociales donde, en algunos casos, salían los mismos titulares en distritos y equipos diferentes, haciendo aparecer lo particular y lo colectivo de sus conflictos, por otro lado permitió poner tono de humor a situaciones difíciles y descubrir lo trágico de algunas vivencias con máscara de comedia. Las siguientes sesiones avanzaron en detallar respuestas diferentes a problemas conocidos pero sobre todo a que perdieran el miedo a compartir, a co-crear, a no sentirse solas, en ser una compañía (ser parte de algo), y que supieran actuar adecuadamente ante el “drama” de los usuarios de los Servicios Sociales y reconocer el suyo propio. Transformar la institución de la que son parte y ponerla al servicio de la tarea común que se propone.

FUNCIONES APASEV (Asociación pro Ayuda, Salud, Esperanza y Vida)

Para enmarcar aquella ocasión, se pusieron en la invitación unas frases que se hacían eco de unos mantras del teatro espontáneo que dicen así: “Autores y Público son ahora los Únicos Creadores” “…Un momento de juego que da lugar a una creación colectiva…

Noemí Castiñeira, psicóloga de la asociación, quiso invitar a la compañía a dar una función de TE para los usuarios, familiares e invitados. Allí me di cuenta del miedo a la locura consciente e inconsciente, y en la compañía algo de esto había (a pesar de que muchos de nosotros somos profesionales de la salud mental), sin embargo nuestras escenas temidas (descontrol, desconexión, desbordamiento emocional, violencia), tras escuchar a los narradores que quisieron ver representadas sus historias, se convirtieron en escenas bucólicas, campesinas de una niñez casi naif. Nos conectamos con fiestas populares, trabajo y celebración en el campo, reencuentro con los antepasados, con libertades perdidas, que se reencontraban en la escena y con los actores. Dijo una persona del público tras la representación, “la vida debería ser más así”, casi diciendo que lo que pasa dentro de la escena del teatro espontáneo debería coincidir más con lo que pasa fuera, se refería al encuentro entre personas, cálido y humano, que se dio en el escenario del TE, mientras lo que ocurre en el espacio indiferente del afuera, es frío y distante. Un reencuentro con una humanidad perdida, ausente, que cobró vida durante aquella función.

A pesar de nuestros temores fue un éxito, un espacio de aceptación, de juego, de júbilo, fue tan exitoso que un año más tarde nos volvieron a invitar.

Buscamos una excusa para repetir y se formalizó con el nombre de Charla taller de Teatro Espontáneo: Conectando nuestras historias”, casi desde la necesidad de darle una apariencia de cordura a aquel encuentro tan fuera de lo “normal”. Pero una segunda vez nunca es igual a una primera: la compañía, yo el primero, queríamos repetir el éxito, pero repetición y TE son antitéticos. La ciencia pretende repetir el ensayo y que salga igual, refutarse a sí misma negando muchas veces los cambios, la trasformación la metamorfosis (luces y sombras) pero ni el público, ni la compañía eran los mismos, con esto no quiero decir que las personas no habían estado la vez anterior, sino que estas mismas personas no eran ya las mismas. Se dieron otras circunstancias, por ejemplo una persona que el año anterior no había podido, no se había atrevido a contar su historia tuvo una segunda oportunidad y esta vez la aprovechó. Esta función sin embargo fue difícil, una persona del público aparecía en la escena global de forma particularmente inadecuada, interrumpiendo bruscamente, rompiendo los aspectos rituales, formales canónicos y protectores de una función de TE, rompiendo con el recuerdo bucólico de la vez anterior. Algo del orden racional sin embargo estaba interfiriendo en mi capacidad de ver lo presente, de que la locura se presentara en su aspecto más violento y apareciera con su verdad antipática, podríamos decir que nos fuimos, me fui, con una sensación de fracaso, un equilibrado balance entre la primera y la segunda experiencia. Quizás integrar las dos imágenes de aquellos encuentros (bucólico y violento) algo entre estas dos orillas de la locura humana, del ánimo humano fueron el emergente de aquellas experiencias de comunión entre un polo y el otro, representado en el espacio intermedio y posible de la escena del TE.

JORNADA MUNDIAL SOBRE EL ALZHEIMER PARA AFA DE POZUELO DE ALARCÓN: ENCUENTRO CON NUESTRAS HISTORIAS 21 DE SEPTIEMBRE DE 2017

En esta ocasión recibí esta propuesta por parte de una compañera psicodramatista, Mónica González, que trabajaba para AFA (Asociación de Familiares Alzheimer). Fue un gran reto, me pregunté casi en seguida ¿cómo se recuerda el olvido? y ¿cómo se representan historias de los que pierden historias?

Los recuerdos perdidos y el miedo al futuro de sus familiares, a lo que les iba a pasar tras la aparición de la enfermedad en sus vidas, todos elementos que describen en cierta medida un pre-sentir mío en aquel espacio, y quizás de los actores de la compañía. Un teatro sin estructuras convencionales, ni esperables, con un público que ha perdido sus referencias y estructuras conocidas, era como una multiplicación de situaciones improvisadas compañía y público se reflejaban casi sin querer especularmente, añadiendo un plus de dificultad respecto a lo que se nos presentaba delante. El puente que permitió una vía  de entrada en este mundo perdido fueron los familiares, que poco a poco nos enseñaron algo de aquella condición que vivían vicariamente, a la par los propios afectados manifestaban su sentirse desubicados, alterados y con rabia por no entender lo que estaba pasando (qué espejo tan poderoso de aquella condición, pienso ahora), el público estaba siendo la compañía y representando su propio drama, casi como que nos quitasen la “función”.

Recuperar la función, como director, me convocó a salirme del guión de lo conocido, intenté escuchar estas historias rotas indefinidas, incomprensibles, silenciadas, avergonzadas, violentas. Me recuerdo acercándome a una persona del público que denunciaba su malestar frente a lo incompresible de lo que estaba sucediendo a su alrededor pero no era una análisis consciente, era la vivencia inmediata de repulsión ante este espectáculo que no seguía cánones reconocibles, recuerdo el desconcierto suyo y mío, la impotencia que viví junto a ella que la llevó a marcharse de la sala, mi acompañamiento no le sirvió, me sentí rechazado y a la par preocupado por el resto del público que presenciaba una escena por ciertos versos reconocible pero a la par obscena (algo de lo íntimo expuesto al público). Pero allí quizás se representó la primera historia y matriz de la función donde fui en pocos minutos, director, actor y acompañante de la narración protagonista de esta mujer afectada por el Alzheimer.

Compañía y público se habían fundido sin querer, entendí que aquello iba de romper cánones, fue tan así que un actor se bloqueó, no pudo dar lugar a su creatividad-espontaneidad. En una historia que contó el marido de una señora afectada, éste nos contó  su soledad frente a su mujer que no le reconocía y la distancia de los hijos ya emancipados y viviendo en el extranjero, en esta escena todos los actores estaban representando algún rol pero faltaba un hijo (piloto de avión), que estaba volando.

Decidí cerrar esta historia saliendo del lugar de director y convertirme en el actor que faltaba al elenco, darle lugar a este hijo aviador que volaba, y que durante este momento de la escena bajó a ver a su familia, apareciendo como apareció en el relato de pérdidas de este narrador, poniéndole delante de lo perdido y unirlo en una imagen, un reencuentro intergeneracional, no posible a veces en la realidad cotidiana. Un  plus de realidad de moreniana memoria. Hice una suplencia no convencional para mí y para la compañía.

Tras esta función un actor dejó L´Impegnata. Aquella función fue un acto de memoria colectiva y de pérdida que nos enfrentó al dolor, a las ausencias, a las heridas que conllevan, al duelo entre memoria y olvido. Sin embargo, representamos un intento de continuar, unidos y separados a la vez, pero al hacerlo en público menos solos, más ligeros, sabiendo que después de cada encuentro verdadero, comprometido, uno deja de ser exactamente el mismo, se aleja y pierde una identidad ya pasada, ya caduca.

REFLEJOS: ENCUENTROS DESDE EL ARTE: Función realizada en el Museo Nacional de Artes Decorativas

“La experiencia del teatro espontáneo fue como desinfectar una herida, escuece pero cura”

José Luis y Rubén

Espejarse en el arte, el arte es una sala de espejos, y un museo puede ser una colección de espejos. El TE que realizamos aquel día nos permitió devolver, en un juego de palabras con el lugar que nos acogía, el arte a lo que se considera decorativo. La locura como objeto cristalizado inamovible para encerrar en instituciones. En este caso, paradoja de la vida, la función se dio en un museo, lugar donde se conservan las obras, y sin embargo probamos a salir del espejo, del mero reflejo de la obra, interactuar con el autor, con el espectador en el aquí y ahora, ponerle ante su pasividad ciega y alienante, agarrar su conciencia y sacudirle de su torpor, ponerse ante lo trágico, ante lo negado, ante la artificial división entre el bien y el mal, la salud y la enfermedad, profesionales y pacientes.

Hugo, un actor de la compañía  que trabaja como terapeuta ocupacional, nos propuso organizar una sesión, de esta muestra sobre arte y salud mental, o arte y locura, ofreciendo una función para el grupo de usuarios que estaban construyendo este proyecto. En el mismo museo, en una de sus enormes salas, este grupo fue público de L´Impegnata, compañía que escuchó y representó historias de madres, padres, nacimientos, rechazos y encuentros vistos y tal vez vividos en el encierro de las instituciones. Jugamos a ser animales a representar y personificarnos como tales, tanto los actores como el público, en una fase de caldeamiento. Recuerdo a una persona del público que se convirtió en un águila que voló y con agudeza ocupó el escenario, para mí fue un símbolo de aquella función. Ver con perspectiva y con agudeza facilitó poco más tarde la aparición de un punto de vista crítico y sin embargo no victimista, un narrador quiso ver representado su desencuentro con un profesional y su intento de vender recetas baratas de felicidad, mostrándose como ejemplo de vida y confundiendo sus sentimientos con lo que le falta al otro, en un juego peligroso de espejos deformantes, que proyectan necesidades valores y emociones que no pertenecen al sujeto protagonista y que convierten, ante esa mirada, las personas afectadas en objetos decorativos.

Otra persona contó la historia y el descubrimiento de una amistad, surgida entre las paredes del Centro de Día, de regalos que no se esperaban y que fueron bien recibidos. Hubo una historia de pérdidas, abandonos, soledad y carencias en la familia, y la aparición del apoyo de profesionales atentos. Hubo una cuarta y última historia de una hija recordando y narrando la locura y el dolor de su madre, que la alejó de ella y que a su vez la hizo enfermar. Esta persona iba reconociendo a su madre en su relato, cuando a ella le tocó ser madre, se produjo en sus palabras un reencuentro intergeneracional (madre, hija, abuela y nieta), las actrices de la compañía lo hicieron posible sobre el escenario, abrazando y conmoviendo a la narradora y al público, que vieron nacer ante sus ojos algo inédito e improvisado, imposible en la realidad cotidiana pero posible en la psique, en la memoria del que cuenta y es escuchado. Todo aquel relato se representó y cobró vida fuera, con la ayuda de otros. Durante un fragmento de la existencia de las personas presentes aquel día. Unidad y catarsis se manifestaron aquel día.

Personalmente aquella función, acabó tras algún desencuentro por reconciliarme con el TE y su función, con su capacidad de crear donde no había, de hacer posible lo imaginado, de juntar fragmentos y piezas de la historia de uno, rotos en varios pedazos y que añoran reencontrase, me reconcilió con la salud mental, con mi profesión y con los usuarios y pacientes que atiendo, con las familias, con mi familia.

JORNADA MUNDIAL SOBRE LA SALUD MENTAL REALIZADA EN “ESTO ES UNA PLAZA”: TITULADA “ESCENA ABIERTA”

Creo que combinar teatro espontáneo en un espacio de la ciudad recuperado al abandono, contando historias para el día de la salud mental, me lleva directo a la antigua Grecia cuando lo que ocurría en la Polis se resolvía en el Ágora, en la pública plaza o cuando las historias se compartían en el Theatron que significa literalmente lugar para ver. En este espacio dedicado al Theatron, se pasaba de lo privado a lo público, de lo singular a lo comunitario, dando forma artística y catártica a la vida, construyendo las bases de la llamada Politiké (el arte de vivir en sociedad o lo relativo a las cosas del estado o ciudad) y transformar los destinos de la vida…Crear juntos, una “Nea-polis” una “Ciudad Nueva”

Salir del museo y ocupar la plaza simbólicamente fue un salto, la polis es nuestra. Miguel Bustión, una persona activista de la salud mental, líder de plataformas como los Gam (Grupos de ayuda mutua) y de acciones como el Día del orgullo Loco”, en aquel entonces se encontraba haciendo las prácticas de su formación en un Centro de Día para personas con diagnósticos psiquiátricos y quería plantear una acción de sensibilización sobre el colectivo, en ocasión de la Jornada Mundial de la Salud Mental que se celebra el 10 de octubre. Miguel me propuso organizar una función de TE, pero no a puerta cerrada en un espacio dedicado “exclusivamente” al colectivo sino en un lugar público del entorno urbano. Las anteriores actividades se habían realizado en lugares institucionales expresamente dedicados bien al tipo de colectivo, bien a la exposición de actividades artísticas como en el caso del museo. Apropiarse del espacio comunitario significaba en gran medida superar barreras, limitaciones y restricciones de la libertad de acceso por parte del público.  El lugar elegido fue un viejo solar existente en el barrio de Lavapiés que ha sido recuperado y rescatado por los vecinos, donde ahora hay un huerto, un parque infantil, un pequeño anfiteatro y toma el nombre de “Esto es una Plaza”. Qué evocador volver al Ágora, a la forma del anfiteatro, al mundo griego, a un mundo humano de proximidad.

Las historias que se sucedieron fueron cuatro como suele suceder durante la hora y cuarto que dura una función. El primero en ocupar la silla vacía del narrador fue un usuario del Centro de Día que recordó un encuentro sucedido años atrás durante la mili (momento que recuerda con mucho dolor), pero por casualidad un día se sentó en un banco de parque público, allí un desconocido empezó espontáneamente a conversar con él y le contó el cuento de “Pedro y el Lobo”, fue un encuentro que en cierta medida hablaba de la confianza y la desconfianza, pero lo que destacó en la escena representada por los actores, fue este encuentro del narrador con lo desconocido, que le hizo sentir acompañado, reconocido durante el tiempo de este espacio compartido, donde por un momento la ciudad le incluyó como uno de sus miembros y con el regalo de escuchar por primera vez un cuento universal como es el de “Pedro y el Lobo”. Casi como si este señor desconocido fuera un representante del mundo que le ve, le escucha, le cuenta y no le exilia.

El siguiente en ocupar la silla contó de la sensación de soledad, y el encuentro con la ciudad por su parte, un exiliado que huía de la guerra de los Balcanes, y su encuentro con Madrid. Un día para romper con su soledad y desesperación empezó a conversar con una lugareña que descubrió a su pesar, sola y desesperada por su drama hogareño con un marido celoso (soledades lejanas y cercanas, de los exiliados de fuera y de los que lo son en su propio país), un espejo inesperado y mágico que se recompuso en la escena. Otra narradora  recordó la figura de su padre cuando la llevaba al parque en el barrio de Lavapiés cuando era pequeña y su temprana pérdida por separarse de su madre y volver a su país de origen, separándose de ella también. Los actores representaron su reencuentro en la escena con edades e identidades ya transformadas pero con un abrazo liberador.

Finalmente, al terminar este viaje se sentó una persona que contó la historia de un ingreso psiquiátrico. En la escena los actores representaron lo brutal de aquella situación, pedí a los actores que dieran voz al soliloquio de cada personaje (paciente, madre, enfermeras y celadores), donde se expresó y escuchó su soledad y parcialidad ante el dolor ajeno y el suyo propio. Lo que unía aquellos personajes era el sentirse incomprendidos y violentados. En la escena manifiesta se observaban las diferencias aparentes, que con el soliloquio se descubren realmente parecidas, donde lo común de las vivencias internas es lo que sorprende a narradores y público, cuando lo ven y lo escuchan por primera vez. Se sumaron a la escena parte del público que dio voz a la multitud que acompañaba la escena, un verdadero reconocimiento colectivo. Actuar en el espacio vacío, abandonado y recuperado, de Esto es una Plaza, llenó de vivencias el espacio interior de los participantes a aquella función, un espacio de convivencia donde poder compartirse, un espacio humano donde ir más allá de sí mismo y hacer de la ciudad un lugar ético y estético reconocible. En el teatro de la vida y donde el ambiente no es mero trasfondo arquitectónico, sino lugar donde se mueven los afectos, la historia de cada cual y su encuentro con los otros.

HALLOWEEN LITERARIO EN LA SEDE DE ACULCO, EL 31 DE OCTUBRE 2018

Al servicio de las historias del “Halloween literario”…entre dos tierras, dos mundos…

Otra ocasión de poner en marcha el dispositivo complejo del TE en Madrid se nos brindó gracias a la propuesta de un actor de la compañía, Juan Carlos, que trabaja en una asociación que se ocupa de personas inmigrantes y los procesos de repatriación. Este espacio intermedio que representa esta entidad iba a celebrar por segunda vez una fiesta, una reunión de profesionales y usuarios, alrededor de la fiesta de Halloween. Se cruzaron en aquel lugar caminos de ida y de vuelta de Europa a América y viceversa, “entre las orillas”, metáfora inspiradora para mi visión del TE. El espacio posible que une y separa las orillas, los diferentes orígenes, culturas y escenas humanas. El lugar y la fiesta conectaban con la condición de acogida del extranjero, del otro, de la alteridad, del más allá (del encuentro entre los vivos y los muertos como simboliza el Halloween, festividad  que los inmigrantes europeos llevaron siglos atrás a América y que ahora desde América vuelve a Europa con otro rostro).

Tras la narración de relatos relacionados con la festividad, para enmarcar el cierre realizamos la función de TE, evento y lugar fueron un excelente caldeamiento gracias al cual se presentaron ante mí, los actores, y el público, tres narradores.

La primera fue una mujer paraguaya que contó su decisión de emigrar a España, la despedida de sus hijos (en una mezcla de valor y temor), el encuentro con una nueva tierra, o como dijo ella “un nuevo mundo”, donde se sentía perdida en la compleja red de metro de Madrid, donde fue orientada por la asociación y luego por su hija mayor tras el reencuentro en España. Vimos, junto a ella, el sentimiento de sentirse aceptada y en casa, a pesar de estar lejos de su tierra de origen. En las escenas representadas por la compañía fue curioso ver que el metro y el aeropuerto fueron los escenarios de estos sentimientos encontrados.

La segunda historia la contó una joven mujer hija de inmigrantes sobre su vida cotidiana en Madrid, su salir de casa corriendo para no perder el bus, perderlo y sin embargo poder llegar a tiempo al bus siguiente, preocupada por haberse dejado objetos en casa, aliviada por dejar ciertas otras preocupaciones en ella, como los platos sucios (reales y simbólicos, como deja intuir por su relato), que quedan por fregar, pero contenta de haber llegado a su destino transitorio, el bus. Una escena tan cotidiana aparentemente desconectada de los motivos del encuentro que nos reunía, pero tan simbólica a la vez, casi una síntesis poética, una metáfora del proceso migratorio del transitar de un lugar a otro y el duelo que ello significa por lo que se deja atrás, entre las orillas del alivio y de la preocupación.

La última historia la cuenta uno de los autores de los relatos leídos en el Halloween literario, cuenta con pasión de su obra y de la ilusión de compartirla. Dialogando con él, investigo este proceso creador, nos habla de la música que lo inspira a la hora de escribir, que su cuento trae a España las leyendas urbanas de su país de origen (Colombia), los actores representan ese encuentro mágico entre la escritura, la música y el resultado final, aparece un compañero de Aculco (la asociación que acoge el evento)  que le propone declamar su obra durante el primer Halloween literario, hace ya dos años. Representamos los personajes fruto de su fantasía, se le da cuerpo a una niña muerta, que no encuentra descanso y que pide agua todas las noches asustando a los que la ven, finalmente se la atiende, se le da de beber y el hechizo se disuelve, ya puede regresar definitivamente al mundo de los muertos. La obra se cierra y la función de TE también, los aplausos y un coro final sellan este encuentro entre estos dos mundos, América y Europa, entre vivos y muertos, idas y venidas, aceptación y pérdida.

A posteriori lo vi como una vuelta a los antiguos rituales Dionisíacos y Apolíneos, donde estructura  y caos se mezclan en una fusión humana entre los dos hemisferios, que forman nuestro celebro y nuestra geografía. Fue una función espantosamente hermosa. Historias de movimientos, despedidas, pérdidas, acogidas, reencuentros, amor y creación, una verdadera fiesta. Me pareció que nuestros horizontes se ampliaran de repente. Conectar los orígenes con el aquí y ahora del encuentro, en el espacio simbólico, existencial del TE, donde se ven las caras de la vida que deja ver la muerte, sus alegrías y sus tristezas, jugando juntas. Efectivamente, ocupar el espacio vacío del escenario significa algo que el ser humano echa en falta para reencontrase consigo mismo, para recordar quién es, de dónde viene, y dónde va. La metáfora que los dioses griegos Dionisio y Apolo encarnaban en su integración trágica, estarían orgullosos de haber dado forma al caos, de haber homenajeado al ser humano y sus creaciones, durante esta obra de arte teatral, durante el momento de una función de TE, tan evocadora a mi entender.

Iª  JORNADA DE TEATRO ESPONTÁNEO Y SALUD MENTAL:

“CREATIVIDAD Y ESPONTANEIDAD PARA EL ABORDAJE DE LA SALUD MENTAL” Lugar: Espacio Pozas de la Cruz Roja, Madrid 22 de abril de 2016

Presentar esta I Jornada fue una declaración de intenciones, y creo que los frutos de aquel encuentro en parte se reflejan en este texto, llegados a este punto os propongo volver atrás cronológicamente, os invito a volver atrás para comprender el presente y ver el Teatro Espontáneo Hoy. Eran años que venía investigando y construyendo laboratorios de TE en España y fuera de ella. Llevar el TE donde se necesita, en su formato errante, itinerante como las antiguas compañías de teatro (de la Comedia del Arte), pero en las instituciones donde no se espera la creatividad, la espontaneidad, el arte. Fue entonces que se me ocurrió reunir a los que me han enseñado, a los que me han acompañado durante los últimos años, y el resultado de aquella convocatoria fue un auténtico lujo que comparto en este texto que refleja cómo lo presenté en aquel entonces, agradecido por lo recibido y por el trabajo hecho:

…”Empezaré con una citación: “Necesitamos urgentemente a locos, el poder, el dinero y la mentira siguen gobernando” Dario Fo

Me hace feliz ver que esta Jornada os haya generado interés y que hayáis decidido emplear estas horas para compartir nuestras inquietudes sobre la salud mental y el uso de técnicas activas participativas y relacionales como son el Teatro, el Psicodrama y el Teatro Espontáneo. Agradezco al Espacio Pozas de la Cruz Roja y en concreto a Purificación Guerrero y a Raquel Pérez la posibilidad que nos están brindando compartiendo este lugar.

Cuando pensé en organizar esta jornada se me vino a la cabeza la respuesta que nos dio un reconocido Psicodramatista Argentino, Dalmiro Bustos, en un encuentro que tuvimos con él Alejandro Chevez y yo; le preguntamos del porqué de las resistencias de los pacientes a las técnicas activas y Dalmiro nos contestó ¿las resistencias de quiénes son? haciendo alusión a las resistencias de los que tenía delante. Esta respuesta muy sencilla nos hizo reflexionar sobre el aspecto relacional de lo que definimos como salud mental, que no es asunto individual y exclusivo, sino que convoca a los pacientes por supuesto, pero también a los familiares y sin lugar a dudas a los técnicos que pretenden atenderlos. La salud mental es un asunto colectivo, una co-construcción.  

Por lo tanto, decidí plantear una convocatoria explicita que creo se refleja en el título de esta Jornada, abierta a todos los actores que concurren a  la representación de nuestras vidas en común.

Lo que estamos haciendo hoy reuniéndonos más de 70 persona en Madrid significa a mi entender una respuesta a la necesidad de salir de la privacidad del dolor, del aislamiento, de hacer pública nuestra condición e intentar al mismo tiempo transformarla con participación, palabra, cuerpo y escucha. Ir un poco más allá si se puede, transformarla en arte, en juego, salir de las prisiones manicomiales, institucionales, personales en las cuales nos vemos constreñidos al sometimiento y al poder, nuestra cárcel con y sin paredes donde nos encerramos profesionales, pacientes, familiares, instituciones, comunidad y sociedad en su conjunto.

El psiquiatra italiano Franco Basaglia planteaba desde los años 60 la destrucción de los hospitales psiquiátricos, después de tanto tiempo no sé si esto es posible arquitectónicamente, físicamente, pero abrirlos, incluirlos, incluirnos en ellos en la comunidad, transformarlos en espacios de encuentro, que se transformen en lugares  sociales, habitados por “actores” y agentes de cambio social, donde no se recluyan y aparten las personas que sufren a nivel psíquico (y en consecuencia a los profesionales de la salud) para no ser vistos, para no molestar el resto de la sociedad racional que tiene miedo del loco, de la locura, y prefiere contenerla racionalmente en sitios donde no molesten, donde no se expresen, donde no jueguen a aquel juego “LOCO” de ser felices,  junto a los demás. En su libro ‘La condena de ser Loco y pobre: Alternativas al Manicomio’, en la introducción escriben: “Para Basaglia, trabajar en el cambio social significa esencialmente superar las relaciones de opresión y vivir las contradicciones del vínculo con el otro, aceptar las oposiciones, dar un valor positivo a los conflictos, a las crisis, a la suspensión de las creencias, al debilitamiento de los roles y de las identidades. Solo en estas situaciones de abierta contradicción, cuando el médico acepta el cuestionamiento del enfermo, cuando el hombre acepta a la mujer con su propia subjetividad, puede nacer aquel estado de tensión que crea una vida que no se conoce y que representa el inicio de un mundo nuevo”.

“Apertura“ es la palabra que os voy a proponer hoy, abrirnos a las experiencias (buenas y malas), al compartir, al theatron, a la espontaneidad, a la creatividad y al arte, todas ventanas que dejan entrar oxígeno y luz en un ámbito tan cerrado como la salud mental. Hoy contamos con la presencia de Pablo Población, al cual quiero agradecer públicamente por el entusiasmo con el cual me dijo sí, a su participación, tengo el placer de haberme formado con él y con Elisa López Barberá y de seguir haciéndolo, ambos referentes del psicodrama en Madrid y en España que gracias a ellos cobra unas características de humanidad, de cercanía en el trato y de rigor en el trabajo que son de gran ejemplo para sus alumnos. Su intervención se titula: “El psicodrama en España, experiencias primigenias, del Hospital psiquiátrico de Ciempozuelos a la  creación del ITGP”. En la segunda ponencia tenemos la gran oportunidad, dado que viaja desde Argentina, de escuchar a Mª Elena Garavelli, una de las psicodramatistas que más contribuye a la difusión del teatro espontáneo. Este otoño he tenido la suerte de participar como actor en su compañía durante el congreso internacional de Acompañamiento Terapéutico en Córdoba (Argentina), que se cerró con una función de su compañía,  y en parte la idea de esta jornada procede de aquella experiencia tan rica que vivimos. Su intervención se titula: “Teatro Espontáneo y salud pública. Imágenes y relatos”.

En la segunda mesa hay un pequeño cambio de programa, empezará la mesa la compañera Cecilia Márquez con la cual comparto diferentes espacios formativos en el ITGP, entre otros el Laboratorio de Teatro Espontáneo que empezamos en noviembre, su entusiasmo es muy contagioso y trae una experiencia muy interesante que realiza en el Hospital Niño Jesús aquí en Madrid. Su intervención se titula: “Narr (arme) teatro en el hospital: el teatro en el tratamiento de pacientes pediátricos ingresados en la sala de psiquiatría del Hospital Universitario Niño Jesús”. Luego Alejandro Chevez, compañero de viaje en el proyecto que realizamos desde la Asociación Pasos, nos llevará a una experiencia realizada en el Hospital Borda de Buenos Aires. Su intervención se titula: “El teatro espontáneo y el acompañamiento terapéutico de pacientes psiquiátricos: una experiencia en el Hospital Psiquiátrico Borda de Buenos Aires.   

Finalmente cerraré la mesa intentando centrar la diferencia entre el método de entrenamiento de la espontaneidad y el dispositivo del Teatro Espontáneo y después de la comida podemos ver y participar de  una función de Teatro Espontáneo de la compañía de L´Impegnata”. Mi intervención se titula: “Elementos constitutivos del teatro espontáneo, una bisagra para la salud mental comunitaria: individuos, grupos y comunidades en juego”…”

A la espera de dar lugar a la segunda Jornada, sin pretender el mismo éxito de aquel entonces, haré algunas reflexiones para terminar este artículo, que me lleva paulatinamente hacía una clínica de la espontaneidad y a su constitución. Representar permite el reconocimiento, permite tener una visión más completa de nosotros mismos, integrando a los otros, permitir completar, dar continuidad a las historias que se quedan suspendidas y que requieren ser representadas para suplir, enmendar, actualizar continuar o dar otro final, terminar, verificar los efectos de decisiones pasadas. Sobre todo liberarse de la preocupación de lo que vaya a suceder, confiar en uno, en el otro, en el grupo, en fin en el ser  humano. Confiar en la capacidad-necesidad de actuar en comunidades y su tendencia hacia una organización bella, estética y ética. En el individuo aislado puede prevalecer el miedo, el odio y la desintegración. Cada uno de nosotros solos tenemos un potencial autodestructivo, que se vuelve constructivo cuando nos compartimos. Cuando se produce el encuentro entre identidad y alteridad con su dinámica y su dialéctica, con su verdad, con su espontaneidad.

El dispositivo del TE reproduce, como un símbolo de la humanidad, la relación entre la identidad de la compañía que contiene en su interior lo diferente, porque grupo, y el encuentro entre la compañía como unidad, comunidad semejante, frente al público como diferente. En la dinámica que se representa en la función de teatro espontáneo se produce una “sesión” de encuentro comunitario entre diferentes, que unen sus historias en la “escena” del TE, con un alto resultado catártico o incluso terapéutico, que considero en cierta medida el aspecto más elevado de la obra de arte que se produce con este dispositivo. Como dijeron algunas personas del público de Reflejos: “La experiencia del teatro espontáneo fue como desinfectar una herida, escuece pero cura”. Una terapia ambiental, en el ambiente y con los elementos del ambiente, un efecto ciudad o efecto de “construcción de la polis” a un nivel simbólico, imaginario y real, parafraseando a un primigenio Lacan, y no solo arquitectónico. Fuera de la consulta clásica de psicoterapia y en una espacio público, una terapia en gran escala, para pueblos y comunidades, que también enferman como conjunto si dejan de verse. El TE se convierte paradójicamente, como diría Nietzsche, en “Anti sociedad” porque va en la dirección contraria a la de seres divididos, desconectas en conflicto entre sí, donde el interés individual nos pone en contra el uno del otro, para que en cambio se pueda seguir una dirección que nos haga partícipes de una psique más grande, colectiva y por lo tanto más consciente.

Una última reflexión que surge para aclarar los conceptos de esta clínica de la espontaneidad, me ha llevado a un texto del psicoanalista y filósofo italiano Umberto  Galimberti, que explica así la  diferencia entre Hacer (Fare) y Actuar (Agire): “El actuar (agire) y el hacer (fare). Vamos a dar dos definiciones que nos ayuden a orientarnos de inmediato. Yo actúo si cumplo una acción en pro de un fin, mientras hago si estoy en el orden del hacer no del actuar, cuando ejecuto mi tarea pero no me siento responsable de su resultado final”. Un hecho sería algo aislado del contexto, mientras el acto se incluye dentro y es parte de algo, dentro de un contexto. Galimberti nos lleva casi a diferenciar algo que los psicodramatistas diferencian entre espontaneidad como actuación adecuada, contrapuesta a la  adaptación, o por el contrario a la  impulsividad que en palabra de Dalmiro Bustos quedarían del lado del “espontaneismo”, como hacer inadecuado, desconectado, descontextualizado de un proceso, de un ambiente, de un todo, y también cómo no, de uno mismo.

Mientras actuar mueve los elementos, los transforma creativamente, el hacer lo coloca o pone en el mismo lugar, existe una posición activa en actuar, y pasiva en el hacer (casi como una repetición automática, neurótica que se da en el hacer) que, en determinados momentos, puede ser contraproducente para el sujeto que la ejecuta y para su entorno. La palabra “agente” viene del latín agentis y significa “el que lleva a cabo la acción”, se relaciona con una raíz indoeuropea (ag- = conducir) presente en el griego ἄγω (ago- = yo guío o conduzco). El verbo “hacer” por el contrario procede del latín “facere” que, en su origen etimológico significa, poner o colocar.

Como se puede encontrar en las diferentes etimologías y significados de estas palabras (sinónimos en cierta medida), donde pero en el agente (Actor) aparece el sujeto que lleva a cabo una acción, que guía, que conduce, mientras en el verbo hacer aparece simplemente el acto de poner o colocar, sin el sujeto que lo dirija. En el lenguaje coloquial, por ejemplo, se usa la expresión “hacer por hacer”, como una acción vaciada de sentido, sin dirección, sin sentido. Al hilo de esta diferencia y para reforzar, responsabilizarnos y cuidar de nuestras acciones, recuerdo que, durante la última sesión de supervisión de los equipos de Servicios Sociales, les recordaba lo que  Hanna Harendt definió como banalidad del mal, referido a cuando los funcionarios de la Alemania Nazi se disculpaban-disociaban de sus fechorías (cuando firmaban los documentos que llevaban a los judíos a los campos de concentración), justificándose con que simplemente cumplían órdenes, hacían lo que se le encomendaba hacer. El TE, por así decir, pretende ofrecer un espacio donde se actúa sobre la vida, vida de la que se va extraviando el sentido ciegamente cuando solo se centra en el hacer. Actuar significa, desde este punto de vista, como una forma elevada del hacer, como una espontaneidad trabajada, ensayada en compañía (con y para otros) y de los cuales somos parte, como comunidad humana.

No puedo terminar este artículo sin recordar la comunidad de la que soy parte y que me permite ir más allá de mí mismo. La compañía de TE L´Impegnata, el ambiente donde todas estas vivencias y aprendizajes se gestan, las personas que me acompañan desde el año 2015 en este camino de dar a conocer este dispositivo grupal en su forma más compleja. Cuando explico cómo llegamos a nombrarnos L´Impegnata, cuento que escogimos este nombre italiano, seguramente por mis orígenes, pero también porque nos empeñamos en constituirnos, porque un peño, suelo decir al presentar a la compañía, es también aquel objeto valioso del cual las personas se desprendían al Monte de Piedad, a cambio de dinero para poder continuar. Los actores ofrecen su disponibilidad para alojar las historias (estos objetos valiosos) que el público querrá ofrecerle, en un intercambio, un “peño” donde lo contado por la audiencia cobre vida y se transforme en algo nuevo que pueda ser restituido con una nueva vivencia. A la par, en italiano se define a una persona “impegnata” como  aquélla que tiene un compromiso (político, social, afectivo, sentimental) con otra persona o con un colectivo y creo que esta palabra define claramente el TE. Su especial clínica se dirige hacia la recuperación de la dimensión del cuerpo y de la dimensión de la alteridad representada por los otros ausentes y presentes, aprehensible y a la par inaprensibles, del cuerpo que ocupa el espacio, pero también velar, custodiar el momento sagrado del escenario vacío, del cual se puede ser testigos. Testigos del no saber, de lo que está por acontecer por vez primera, anterior al acto creativo, improvisado, espontáneo, que es invitación y conexión con el mundo.

Desde el compromiso que como director tengo con  los que componen la compañía de L´Impegnata hoy quiero recordar y agradecer por su compromiso a:

Nuria López, Eva Lorenzo, Anna Widmayer, Ascensión Pintado, Toñi Berrocal, Hugo Santolino, Borja Aranda, Macarena Ramírez, Juan Carlos Durán, Beatriz Fernández, y  a los músicos, Manu Clavijo y Chamaquito Pistolas.

Referencias/Bibliografía

Abello, A. y Liberman, A. (2011). Una introducción a la obra de D. W. Winnicott. Contribuciones al pensamiento relacional. Madrid: Ágora Relacional

Aguiar, M (2009). Ponencia III Foro Latinoamericano de Teatro Espontáneo de Montevideo.

Basaglia, F. (2013). La condena de ser loco y pobre. Buenos Aires: Editorial Topía.

Bustos, D. y Noseda, E. (2007). Manual de psicodrama. Buenos Aires: RV Ediciones.

Chevez, A. Montuori, A. y Horta, B. (2015). La supervisión activa en equipos de atención residencial de Rehabilitación Psicosocial en Salud Mental. XXX Reunión Nacional de la Asociación Española de Psicodrama. Pontevedra.

Galimberti, U. (2008).  La morte dell´agire e il primato del fare nell´etá della tecnica. Milano: Edizioni Albo Versorio.

Garavelli, M. (2003). Odisea en la escena. Córdoba: Editorial Brujas.

Montuori, A., Zoido, B. y Población P. (2017). Psicodrama entres palabras. Revista Vínculos, Tercera etapa, nº6, Enero, pp. 37-52.

Moreno J. L. (1977). El teatro de la espontaneidad. Buenos Aires: Editorial Vancu.

Moreno J. L. (1995). Las bases de la psicoterapia. Buenos Aires: Edición Hormé.

Pavlvosky, E. y De Brasi, J. (2000). Lo grupal. Buenos Aires: Coedición Galerna- Búsqueda de Ayllu.

También te pueden interesar...