La hoja de psicodrama nº 77

METAANÁLISIS DE DOS ABORDAJES DE LOS SUEÑOS
Carrasco Sáez, C.; Manzano Marcos, M.; Osés Vega, A.; Vargas Truyol, M.A.
Fecha de recepción: 12/09/2023.
Fecha de aprobación: 03/10/2023.
LA HOJA DE PSICODRAMA No 77 (4-11)

Resumen

En este artículo se presentan dos metodologías para abordar los sueños desde el psicodrama, con el objeto de hacer un metaanálisis comparativo de sus semejanzas y diferencias. Para alcanzar este objetivo hemos estructurado la presentación de cada metodología conforme a dos puntos de partida, que los profesionales de cada taller (presentados en el 36 Congreso de La AEP) resuelven en paralelo: Breve conceptualización técnica y teórica de cada taller, y los contenidos observados en la realización del taller. Por último, presentamos una valoración reflexiva con respecto a las conclusiones de cada equipo, donde realizamos una descripción de las diferencias y similitudes a la hora de abordar el trabajo con sueños desde metodologías psicodramáticas distintas.

Abstract

This article presents two methodologies to approach dreams from psychodrama, with the aim of making a comparative meta-analysis of their similarities and differences. To achieve this objective we have structured the presentation of each methodology according to two starting points, which each group resolves in parallel: Brief technical and theoretical conceptualization of each workshop, the contents observed in the workshop. Below we present a reflective assessment regarding the conclusions of each team. Where we make a description of the differences and similarities when approaching work with sleep from different psychodramatic methodologies.

Metaanálisis de dos abordajes de los sueños

Social dreaming y psicodrama psicoanalítico

1. Trabajo realizado en el taller “Los sueños de Cerca”, desarrollado por Andrés Osés Vega y María Antonia Vargas Truyol.

1. Conceptualización Técnica y Teórica del Taller “Los Sueños de Cerca”.

Utilizamos la técnica del Social Dreaming (SD) creada por Gordon Wallace Lawrence en 1980 (2005, 2018); el SD es una herramienta de trabajo grupal con los sueños que explora, no el mundo interno de un soñante individual, sino de la realidad social co-inconsciente de los miembros del grupo. Durante la sesión de SD, cada uno de los participantes comparte sueños, fantasías, recuerdos, sensaciones, utilizando unas reglas concretas. A través de los contenidos emergentes se establecen vínculos y conexiones grupales que revelan parte del conocimiento grupal inconsciente.

La “matriz de sueños”, es el nombre que se da al espacio contenedor de los sueños y asociaciones del grupo, donde el grupo es el sujeto que crea. En la matriz, los sueños evocados hacen emerger otros sueños, escenas de películas, de novelas, cuentos y libros también sensaciones corporales, recuerdos o fantasías. Este contenido emergente crea una atmósfera grupal onírica, llena de símbolos
y escenas cargadas de significado. Una vez que la matriz se cierra, el grupo elabora con algunos de los contenidos emergentes que más les han resonado, creando escenas y/o esculturas sociodramáticas. Para ello, nuestra propuesta fue un dispositivo grupal que utiliza las técnicas del Social Dreaming (SD) y del Sociodrama.

1.2. Lo que sucedió en el taller

Para contextualizar didácticamente todo lo vivenciado y experienciado en el taller lo hemos dividido en 4 fases diferenciadas entre sí.

Fase de caldeamiento del sueño.

Comenzamos el taller con un caldeamiento específico sobre la respiración, conectando la parte orgánica con lo etéreo e intangible. A continuación, seguimos con un caldeamiento dirigido, cuya finalidad era conectar con un campo onírico que relacionaba el espacio físico con las sensaciones de los propios sueños.

A raíz de este caldeamiento surgen las primeras emociones individuales, una parte de las personas conectan con la calma y la melancolía mientras que otra lo hace con la hostilidad y el rechazo. Se observa la primera dicotomía. Surgen sensaciones corporales de agarrotamiento en las extremidades y es tratado como un emergente grupal: el cuerpo manifiesta contenidos que solemos dejar fuera de la consciencia.

Fase de la matriz de sueños

Se indica al grupo que guarden las sensaciones que han experimentado. Llegados a este punto describimos el funcionamiento del Social Dreaming y cómo se construye la llamada “matriz de sueños”.

Una vez recibidas las pautas, el grupo espontáneamente crea la matriz. A lo largo de todo el proceso, la persona que coordina va recogiendo los contenidos que surgen. No se da ningún tipo de explicación, ni juicio de valor, ni exploración psicoanalítica de la simbología y el significante.

Se utilizan técnicas grupoanalíticas donde se trata al grupo como un todo, dejando
que los participantes realicen cadenas de evocaciones. De esta manera, se favorece un insight sobre aspectos de la personalidad de los soñantes a través de transferencias grupales, sobre lo que experimenta en ese momento de su vida y en la sociedad en la que vive.

Fase de la escena del sueño

Una vez que la matriz de sueños se cierra, el grupo trabaja con algunos de los contenidos emergentes que más les han resonado, creando escenas y esculturas. En el contexto del taller de Haro se crearon dos grupos diferenciados tras una elección sociométrica; uno de tres y otro de cuatro personas.

La primera escena fue llamada “Reencuentro”. Es importante señalar que
el nombre fue “descubierto” al final, en un comienzo la escena se llamó́ “Sin nombre”. Se utiliza gran parte de la sala, se construye con telas, sillas, ropa y da la impresión de ser un gran laberinto. Surge una fusión de lo dinámico y lo estático, ya que el laberinto tiene movimiento y se conecta directamente con el ciclo de vida del ser humano. Las personas se mueven por el laberinto superando los obstáculos, estos cobran vida y en algunos momentos frenan y en otros ayudan a las personas que quieren cruzarlos. Surgen emociones como el miedo y la rabia. El laberinto va evolucionando y sus figuras son cada vez más apacibles, más sosegadas, el movimiento a través de él se hace más lento y eso facilita su avance a través de él. Al final del laberinto nos encontramos con una persona fallecida. Surgen emociones asociadas con la calma, la rabia y el miedo se quedan disipadas. Comienzan los doblajes sobre partes del laberinto como emergentes de las fatalidades de la vida. La emoción final es de alegría y de reencuentro. Da la impresión que han encontrado la ausencia y ahora pueden nombrarla.

La segunda escena es una escultura titulada “Érase una vez”. Es una escultura construida con telas, en silencio, casi sin interacción entre los escultores. Es una escena concentrada: 1,20 X 1,20 mt aprox. Muy silenciosa y con un halo de misterio en sí misma. Las personas la construyen en el suelo. Se utilizan telas blancas para el fondo como si fuera la nada o el propio vacío. Sobre ellas se sitúa una máscara femenina con aspecto pétreo, con detalles de color intenso. No hay movimiento, muy minimalista y aséptico. Todo muy estático, el conjunto de la escultura parece estar en torno a la máscara femenina. La construcción tiene un aspecto distante, imperturbable; no obstante, lleno de fuerza, como una escultura tallada en piedra que recuerda los rostros de los fundadores de USA en las paredes del monte Rhusmore, Dakota del Sur USA.

En la parte inferior, hay detalles de color intenso desde donde surgen elementos que amplían la figura y le suman una impresión de movimiento, de desplazamiento alrededor de la figura central predominante. Surge una voz espontánea: “un punto del que partir, del que alejarse, al que volver para reiniciar el viaje”. A partir de este comentario, se agregan elementos que parecen dar movimiento a la escultura en torno a la máscara. Un doblaje a la máscara dice “Soy la que nunca estuvo aquí y siempre fue esperada”, dando a la construcción una sensación de ser la fuente del cambio y de la continuidad.

Fase de compartir

Respetando la privacidad de lo compartido en el taller surgen diferentes tipos de procesamientos y temáticas relacionadas con lo vivenciado. Los temas emergentes principales son la muerte, la pérdida, el sexo (y su censura), la maternidad, el nacimiento, la toma de decisiones y el bloqueo de la creatividad.

El grupo comenta los contenidos de la matriz y las escenas representadas y rescatan la presencia de la muerte en todos sus emergentes. Al principio una muerte cruel y fría, que duele, que se teme y hay que evitar hasta nombrarla. Posteriormente, surge una muerte dulce, conciliadora, apaciguadora, una muerte aceptada y no temida. Se hace mención al sueño con personas muertas como un consuelo.

Surge una elaboración sobre temas relacionados con el vínculo con la figura materna. La fusión entre la vida y la muerte. Un participante habla sobre el cordón umbilical entre la vida y la muerte y hacen referencia a la escultura surgida.

Además, mencionan las escenas de alto contenido sexual que a veces aparecen en los sueños, el bloqueo grupal en ese punto, para derivar en comentarios sobre la infidelidad en los sueños, las fantasías de prácticas sexuales con otras parejas y el sexo en otros momentos de la vida. Esta serie de contenidos movió

a mucha risa y a la consideración de la risa como liberadora de la tensión. Esto nos llevó al recuerdo de los cuerpos adoloridos del comienzo del taller

Varias semanas después, al reflexionar sobre los contenidos de la matriz onírica del taller del 36 Congreso de la AEP, el trabajo en las escenas psicodramáticas y la reflexión grupal final, nos conectaron con tres elementos:

  1. Los dos grupos trabajaron en el mismo contenido de buscar lo innombrable:
    Los del laberinto, al titular “Sin nombre” a su elaboración y darle al final el título de “Reencuentro” (con los seres queridos fallecidos); los de la escultura estática, cuando casi al finalizar mencionan al ausente esperado;
  2. La conexión con la situación que hemos vivido globalmente con la pandemia y el confinamiento (la pérdida, la muerte, el bloqueo creativo, el encuentro con la propia vulnerabilidad);
  3. Y, muy importante, la conexión con el reencuentro con Zerka, como figura femenina olvidada, creativa y recuperada que era el eje central de este congreso de la AEP.

2. Trabajo realizado en el taller “Psicodrama psicoanalítico: los sueños”, desarrollado por Carlos Carrasco Sáez, Mer Manzano Marcos.

2.1. Conceptualización Técnica y Teórica del Taller “Psicodrama psicoanalítico: los sueños”

Siguiendo a los Lemoine (1972), entendemos el psicodrama freudiano como
la aplicación en la práctica grupal de la teoría psicoanalítica, esto es, un psicoanálisis individual en el marco del grupo, que a su vez establece sus propias dinámicas a través de la mirada de los participantes y del juego de la representación, incidiendo sobre cada uno de ellos.

El objetivo en la clínica psicoanalítica, tanto individual como en psicodrama, es que el sujeto se conozca a sí mismo: la verdad subjetiva que se muestra en el equívoco
del lenguaje (el fallido); la verdad del lugar simbólico que se le da al psicoterapeuta (transferencia); la verdad de su síntoma, la que subyace a eso que se repite, los mecanismos de repetición, (o esos conflictos intrapsíquicos que no le permite dar una solución distinta a diferentes situaciones); y por supuesto, la verdad del sentido de su deseo. “Allí donde el ello estaba, el yo debe advenir” dirá Freud.

El psicodrama psicoanalítico no sigue la estructura del psicodrama moreniano: caldeamiento, dramatización y eco. Se prescinde del caldeamiento siguiendo el principio de la neutralidad freudiana y la regla de la abstinencia, fundamental en psicoanálisis para favorecer la producción. Sin caldeamiento previo, alguien comienza a hablar en el grupo, el director le escucha activamente y cuando capta donde está su nudo, invita a esa persona a dramatizar una escena (actual o de su pasado) en la que pueda mostrarse el tema que le aflige y cuando llega al punto que provoca el conflicto intrapsíquico, la escena se termina y se da paso a que hable otra persona. El director hará lo mismo con esta nueva persona que participa, cuando capte el tema que atrapa al sujeto, le sacará a escena para ayudarle a interpretar el sueño o lo que le preocupe, en relación a lo que habla el grupo. Así sucesivamente hasta que cierra el grupo el observador con la devolución final, tras concluir el tiempo estipulado de la sesión grupal (generalmente dos horas).

Cuando uno de los participantes toma la palabra y comparte su sueño, la escena
del sueño es representada de forma directa, describiendo el guión del contenido onírico y orientado por el animador. Para representar el sueño, el protagonista elige, de entre sus compañeros, a aquellos que le sugieran un rasgo psíquico o físico común con los personajes de su sueño (de su inconsciente). Este rasgo es importante que sea señalado, ya que indica sus identificaciones y de qué manera se posiciona respecto de ese rasgo, (aunque en un contexto formativo, como es el Congreso, se deja a elección del participante comunicarlo o no).

Cada persona que va compartiendo su escena o sueño en el grupo, se convierte
en protagonista (analizado) y el resto de los integrantes, ocupan el lugar de yo-auxiliares (si interpretan algún personaje) o de público. Es en ese juego de miradas, cuando se produce una dinámica de identificaciones que es el motor mismo del grupo.

Habitualmente, el siguiente en tomar la palabra, da respuesta de algún modo a los participantes anteriores, aunque no se permita por parte del animador, ningún juicio sobre los que intervinieron previamente. Así en cada participante que interviene, se produce una resonancia sobre los anteriores participantes, y se van componiendo una imagen fragmentada de sí mismos, reflejados en los otros participantes, como si fueran espejos. En esa resonancia grupal, se establece el significante principal o grupal, que será señalado por el animador a lo largo de la sesión y devuelto por el observador, una vez que se ha posicionado cada persona del grupo, frente a eso que lanzó el que la inició.

La metodología aplicada para el trabajo con los sueños es la propia de cualquier
otro psicodrama freudiano. Se precisan los siguientes roles:

  • El animador o director psicodramático, guía al grupo, para facilitar un clima de es- cucha atenta y palabra plena (sin censuras) y le guía para representar la escena.
  • El observador, hace la devolución final (eco) sobre lo más relevante en la sesión, desde una posición ajena al grupo y escucha psicoanalítica. Devuelve el significante. Se llama así, precisamente porque la persona se ve significada en relación al significado que se atribuyen los demás a sí mismos y de cómo ese significante grupal (ese emergente) ha calado en cada uno.
  • Participantes o asistentes al taller. Cada persona que va compartiendo su sueño se convierte en protagonista y el resto de los integrantes del grupo ocupan el lugar de yo-auxiliares o de público.

En la perspectiva psicoanalítica, se busca representar las escenas o sueños sin inventar, desafiando al sujeto a aceptar su falta, revelada por el inconsciente en el sueño. Esta confrontación con la falta, a través de la mirada del grupo y las intervenciones del animador y observador, es lo que permite relanzar su deseo, generando un nuevo enfoque frente a ese problema.

En contraste, Moreno sugiere “dar un nuevo final” a los sueños del protagonista para permitir una resolución más favorable. En la fase de caldeamiento, el director psicodramático evalúa los sentimientos de los participantes para identificar al protagonista que llevará al grupo emergente. Una vez elegido, el soñante se acuesta y cierra los ojos sin relatar su sueño. En este calentamiento específico, se le puede guiar a imaginar su entorno de sueño. Luego, el soñante relata y dramatiza su sueño con la ayuda de yo- auxiliares. Al final, se le da la oportunidad de cambiar el desenlace del sueño a través de la acción dramática.

2.2. Lo que sucedió en el Taller “Psicodrama psicoanalítico: los sueños”.

Si este artículo versara únicamente sobre psicodrama psicoanalítico, sería preciso recoger algunos datos personales y contextuales significativos, relacionados con el sueño y el relato del sueño en relación con el significante. Sin embargo, como el fin de este artículo es realizar un metaanálisis (colaborando con otros colegas psicodramatistas) acerca de distintas perspectivas al abordar los sueños, prescindiremos de los detalles personales, para dar relevancia a la descripción de los sueños que se compartieron en el taller y sus significantes.

Se representaron cinco sueños que resultaron encadenados:

Primer sueño: “Tengo un bebé llorón, le tengo que dar de comer y nunca llegó” Significante: Demanda insaciable Segundo sueño: “Tengo una asignatura pendiente en la carrera: ” Significante: Duelo no resuelto Tercer sueño: “Desperté en la mañana y se había muerto mi hijo” “yo perdía todos los dientes, se movían” Significante: Nido vacío  Cuarto sueño: “Soñé que siendo guía de un grupo numeroso, miro para atrás y se van cayendo al agua y les gritó ¡podéis! y veo cadáveres” Significante: Asumir la indefensión  Quinto sueño: “No tengo ropa” Significante: desnuda y vulnerable.

Todos los sueños hablaban de la pérdida de control y el encuentro con la falta, la protección, la madurez y la vulnerabilidad.

Desde el primer sueño en el que se planteaba la necesidad de respetar los diferentes tiempos y necesidades de padres e hijos, se planteaba qué difícil es encontrarnos sin saber del otro, confundiéndose protección con control. En el segundo sueño, se venía a mostrar cómo la pérdida de control total del padre hacia el hijo era a la vez la protección total. Renunciar nos ayuda a avanzar y a protegernos. Aparece la necesidad de encadenar duelo y deseo. Así llega la madurez. En el tercer sueño, aparece de nuevo la falta, la falta irreparable de la muerte. Ley de vida. Pero en este sueño no se hablaba de muerte, se hablaba de cambio. Cada duelo implica cambio, avance. Perdemos unas cosas, ganamos otras. Descubrimos las polaridades, la paradoja de lo que duele y lo que repara que a veces lo encontramos en lo mismo. En el cuarto sueño, vuelve a aparecer lo que pierdo y lo que gano. Si nos paramos a descubrir esto tocará avanzar solo, soledad, madurar y reconocer que ser más fuerte requiere reconocer la propia fragilidad ya que si no me permito caer, enfermo. Polaridad: lo fuerte y lo débil dentro de nosotros, es a su vez lo incierto. Vivir de forma madura es aceptar la incertidumbre. Esto nos conecta con la vulnerabilidad que es el centro del quinto sueño. Aparece la comprensión de que la protección no surge, la ponemos en  la vida, la autorresponsabilidad de hacernos cargo de nosotros. No somos responsables de nuestra historia, sí somos responsables de hacernos cargo ahora de quiénes somos y reparar lo que sea necesario para mi avance. Mi vulnerabilidad está relacionada con dónde pongo los límites. La verdadera desnudez es no poner límites. Esto conecta irremediablemente con el primer sueño. Cierra el grupo la primera soñante expresando: “Mi desnudez es donde pongo los límites. La verdadera desnudez es no poner límites. Dónde acaba mi hija y dónde empiezo yo”. Es necesario reconocer dónde acaba el otro y dónde empiezo yo, para poder tener una relación sana y poder acompañar adecuadamente las relaciones. Conclusión: reconocernos falibles, no omnipotentes, nos hace más fuertes y nos ayuda a avanzar. De esto iban los sueños de este taller de sueños enfocados desde el psicodrama psicoanalítico.

Se nos había ido el tiempo del taller. Elegimos dar prioridad a lo que fue surgiendo en escena y sacrificamos el mostrar la comparación teórica sobre el trabajo de los sueños desde diferentes perspectivas. El plan previo al taller era escoger uno de los sueños que hubieran compartido y en forma de viñeta mostrarles cómo se habría trabajado desde la forma moreniana, centrándonos en dramatizar este sueño y eligiendo el final que el protagonista deseaba que tuviera ahora ya despierto.

Metaanálisis de las dos metodologías. Reflexiones conjuntas.

Las características que definen a una técnica como psicodramática son: El cuerpo y la acción en el aquí y ahora predominan sobre la palabra, y la resonancia de la acción en los cuerpos y el imaginario de los participantes. Hablamos de psicodrama cuando usamos el cuerpo para clarificar lo que siente, piensa, el protagonista.

Observamos que en ambas metodologías, el trabajo con sueños genera una atmósfera onírica que facilita la conexión co-inconsciente y a una exploración profunda de la que nos hacemos más o menos conscientes en la fase del compartir grupal y, sobre todo, en el momento de reflexionar y escribir la experiencia.

Por otra parte, los sueños, una vez verbalizados, ya no son los sueños individuales, sino que pertenecen al tejido grupal que surge espontáneamente. Los sueños son una fuente de conocimiento en abundancia y la posibilidad de utilizar este saber inconsciente en el ámbito grupal enriquece al grupo, lleva a sus participantes a movilizar sus estructuras, sean los arquitectos del sueño o auxiliares y observadores.

En relación con las diferencias de ambas propuestas, el psicodrama psicoanalítico comienza sin caldeamiento para favorecer que se exprese directamente el inconsciente de los miembros del grupo mediante asociación libre. El director psicodramático sigue el principio de la neutralidad freudiana y la regla de la abstinencia, fundamental en psicoanálisis para favorecer la producción. En el caso del psicodrama con SD se ha respetado la fase de caldeamiento, y se ha implementado un ejercicio para favorecer que se conecten en el mundo onírico los participantes del grupo para facilitar la confianza, la espontaneidad y la cohesión grupal.

En el psicodrama psicoanalítico, el director y el observador son figuras activas, guiando a cada participante desde la producción individual al representar sus sueños, e insertando los elementos oníricos en la cadena significante del grupo, para que se genere el discurso grupal. En cambio, en el SD el grupo se autorregula y el coordinador se limita a proponer lecturas globales de los contenidos emergentes y a controlar los tiempos de cada fase.

Finalmente, podemos señalar que ambos talleres se mueven en el aquí y ahora y facilitan la conexión co-inconsciente del grupo y a través de la resonancia corporal se genera el discurso del grupo Además, aunque difieren en su formulación y metodología, ambos llegaron con los participantes hasta algunos contenidos comunes: la consciencia corporal, el lugar psíquico de la ausencia, la necesidad del duelo dada la relación entre la elaboración de esa ausencia, la necesidad del duelo para simbolizar la presencia en la ausencia, y la falta como generadora del deseo. Esto nos hace pensar en las secuelas sociales del costo de la pandemia y del confinamiento, que nos ha marcado como sociedad.

Referencias/Bibliografía

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