La hoja de psicodrama nº 69

SOCIODRAMA PEDAGÓGICO: UNA METODOLOGÍA ACTIVA DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE.
Fávero,M. – Feijó, N. – Sousa-Gomes,V.
Fecha de recepción: 22/05/2019.
Fecha de aprobación: 23/09/2019.
LA HOJA DE PSICODRAMA Nº 69 (38-43)

Resumen

Muchas consideraciones prácticas y teóricas que se han hecho sobre el sociodrama respaldan su encuadre como
metodología pedagógica. En este artículo presentamos una revisión del sociodrama pedagógico basado en las enseñanzas traídas del psicodrama por Maria Alicia Romaña.

Abstract

Many practical and theoretical considerations that have been made on the sociodrama base their framework as a pedagogical method. We present a comprehensive review of the pedagogical sociodrama taking as its starting point the teachings of psychodrama contributed by Maria Alicia Romaña.

Sociodrama Pedagógico

INTRODUCCIÓN

En las últimas décadas, en la educación superior, al menos en documentos escritos y discursos, se han valorado las metodologías activas de enseñanza-aprendizaje, especialmente después del llamado Proceso de Bolonia en Europa.

Sin embargo, en la práctica, todavía hay mucha experiencia del modelo de enseñanza tradicional, donde el maestro es autoritario y “deposita” el conocimiento en sus estudiantes, los cuales recurren pasivamente a métodos de memorización, con poca reflexión crítica. Puede haber muchas explicaciones, entre ellas, la escasa preparación de los docentes en metodologías pedagógicas más activas y centradas en el alumno (Altarugio & Capecchi, 2016).

Como profesoras de educación superior y preocupadas por este problema, propusimos presentar el sociodrama como una metodología activa de enseñanzaaprendizaje, que, aunque poco aplicado en esta área, se ha demostrado bastante apropiado como estrategia pedagógica problematizadora y participativa (Teixeira & Souza, 2017).

La principal académica del sociodrama aplicado a la educación fue Maria Alicia Romaña, cuyas contribuciones teóricas proporcionarán los fundamentos principales de este artículo de revisión de la escasa literatura encontrada en esta área específica. La autora desarrolló sus estudios en Argentina y Brasil, a partir de la década de 1960, con la propuesta que llamó “Métodos psicodramáticos aplicados a la educación”. En la década de 1970 se le nombró “Psicodrama pedagógico” y, finalmente, en 1995 publicó el trabajo “Pedagogía del drama”. Sin desviarse de las teorías morenianas, bebió de otras fuentes, como Vygotsky, destacando la teoría sociohistórica del desarrollo y la visión de Paulo Freire del individuo como mediador de la cultura, enfatizando el principio de autonomía, la ética pedagógica y la visión del ser humano como ser pensante y actuante (Romaña, 2004).

Los principios que subyacen a la práctica educativa en el enfoque sociodramático.

En general, el término más utilizado en la teoría moreniana es psicodrama, sin embargo, está más relacionado con el campo de la psicoterapia. Teniendo en cuenta que en este trabajo vamos a hablar del campo socioeducativo, usaremos el término sociodrama.

El sociodrama conlleva principios que son bastante fuertes y que ya se teorizaron lo suficiente como para hacer algunas consideraciones que darán sentido a su desarrollo como una metodología pedagógica.

Comenzaremos con la visión de ser humano. Al utilizar el sociodrama, se supone que el ser humano tiene una capacidad natural para crear y fertilizar y, por lo tanto, adaptarse, resolver problemas y transformar sus condiciones (Moreno, 2006). A este respecto, se declara una de las máximas principales del sociodrama: la creatividad y la espontaneidad, cuyos desarrollos serán muy importantes también para realizar un aprendizaje que permita a los involucrados encontrar su esencia como creadores (Bustos, 1982). El desarrollo de este potencial permitirá al individuo dar respuestas adecuadas a las situaciones experimentadas en su realidad dinámica.

En el paradigma sociodramático, una persona está en el mundo en relación constante con otros, y la observación de estas relaciones definirá las dimensiones presentadas por Schutzenberger en 1970 (Fonseca Filho, 2008):

a) el conjunto de roles que desempeña en la vida;

b) la red de interacciones de todas las personas con las que tiene relación;

c) su “átomo social” (su mundo afectivo) y

d) su “estado sociométrico”, es decir, su “parte del amor” en los grupos a los que pertenece.

En este sentido, el Encuentro entre los actores es una condición para un proceso pedagógico que se opone a la rigidez técnica (objetivación metodológica).

Los supuestos que subyacen a la teoría sociodramática moreniana incluyen esta visión del ser humano como un ser interactivo en el desempeño de sus roles sociales, y este aspecto es fundamental para el desarrollo de su personalidad (Pontes, 2006).

El ser humano es visto como un ser cósmico, idea que va más allá de la visión más común y actual de ser biopsicosocial y cultural, pues incluye la comprensión del cocreador y corresponsable del entorno en el que se inserta (Moreno, 2006).

Por lo tanto, la persona es un ser en relación, con potencial creativo y espontáneo, cocreador y corresponsable del mundo donde habita, actuando en el aquí y ahora, es decir, en una concepción del momento.

Para situar el sociodrama en el campo de la educación, además de la visión del ser humano, es importante presentar la visión de la sociedad, que ya es inherente a la idea del ser humano en relación, que desempeña sus roles sociales.

Moreno presentó el concepto de conserva social, típico de nuestras sociedades, conceptos, normas, comportamientos y conductas que se van cristalizando, porque el ser humano por miedo a lo nuevo acepta los límites y las normas sociales que deshumanizan las relaciones interpersonales (Colombo, 2012). Con el desarrollo de la conciencia, de la creatividad, de la espontaneidad y de la acción, podemos transformar las conservas sociales. Que, desde nuestro punto de vista, debería ser el foco del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Por ejemplo, en el sistema educativo vemos el predominio del “nominalismo” (cada cosa con su nombre en su lugar, definiciones, burocracias) y “cuantificación” (cantidad, valores, evaluaciones estadísticas), conservas del siglo XX, que aún hoy no fueron superadas (Romaña, 2012). La autora citada presenta la pedagogía psicodramática y sus herramientas apropiadas para transformar la “sociedad de control” y sus conservas sociales.

Metodología sociodramática en el proceso de enseñanza-aprendizaje

Como dijimos, María Alicia Romaña fue la principal teórica de la pedagogía sociodramática, muy cercana a las ideas de Paulo Freire (1921-1997), especialmente en relación con el complejo pedagógico biopolítico, la valorización del componente de historicidad y, sobre todo, el deseo de fortalecer los seres humanos para transformar la realidad. Ambos parten de la crítica del modelo pedagógico de su tiempo (que aún persiste), cuestionando el papel complementario de los estudiantes, sumisos, pasivos, entre otras características consideradas frustrantes para ellos (Bustos, 1982).

El sociodrama propone el análisis de los roles que desempeñan las personas en la sociedad y mediante técnicas didácticas que involucran el cuerpo y la mente, es decir, acciones y palabras, permite experiencias creativas, modificaciones de comportamiento y evolución de roles más emancipatorios.

En este sentido, a través del ejercicio de roles en la acción dramática es posible integrar sentimientos, emociones, pensamientos y acciones, todos elementos indispensables para un aprendizaje transformador (Romaña, 2012).

Para desarrollar el proceso de enseñanza-aprendizaje a través del sociodrama, se utilizan sus cinco elementos clásicos: protagonista, audiencia, director, ego auxiliar y escenario.

El rol de director será el maestro que debe calentar a la audiencia (estudiantes), detectar al protagonista, organizar la secuencia de la sesión pedagógica, darse cuenta de los posibles roles a desempeñar. En este proceso, el maestro tiene la responsabilidad principal de proporcionar el clima emocional y social para que se produzca la relación dialógica, como el Yo- Tu, el Encuentro, lo que prevé la inclusión de los involucrados (Bustos, 1982; Fonseca, 2008).

Así, se desarrollan las etapas del sociodrama: calentamiento, dramatización, compartir y, en situaciones de aprendizaje, procesamiento teórico.

Más importante que los aspectos prácticos del proceso será comprender y fundamentar toda la experiencia pedagógica en los conceptos sociodramáticos, tales como la matriz de identidad, modus nascendi, teoría de roles, conserva cultural, teoría de la espontaneidad-creatividad, tele, el aquí y ahora y los elementos de la sociometría (Romaña, 2012).

Romaña (2004), en Pedagogía del Drama, describe el proceso sociodramático aplicado a la enseñanza-aprendizaje con los siguientes momentos: contextualización del conocimiento, actividades de caldeamiento hacia el “conocimiento deseado”, dramatización del tema (e.g., teatro espontáneo, diario vivo, experiencia sociodramática, otros), inserción de los participantes -resonancia dramática y comentarios y reflexiones.

La dramatización es un recurso didáctico importante, que proporciona al alumno una experiencia activa, ya que aprende en grupo y a través de la relación con objetos, situaciones o conceptos al dramatizar, se da cuenta de su conocimiento previo y potencial para un nuevo aprendizaje. Dado que la acción es una de las características principales del sociodrama, facilita la integración de ideas e imágenes con una diversidad de actividades y asociaciones con el espacio y el tiempo (Romaña, 1987).

La autora informó el uso de técnicas psicodramáticas en el desarrollo de su experiencia pedagógica, entre otras, la inversión de roles, el soliloquio y la interpolación de resistencia (Romaña, 1987).

En su propuesta, los supuestos básicos del proceso educativo son: i) incorporación de la experiencia de vida de los alumnos en el proceso de aprendizaje, ii) subordinación del conocimiento curricular a esta experiencia, iii) aprendizaje a través de la acción y iv) adquisición de instrumentos de uso cotidiano desde un proceso democrático y participativo (Romaña, 2004).

Romaña (1987) descubrió que el método sociodramático es esencialmente adecuado cuando su objetivo es fijar y ejemplificar el conocimiento, encontrar soluciones alternativas a problemas disciplinarios, desarrollar roles sociales, prevenir situaciones ansiogénicas, crear conciencia, promover cambios de comportamiento y evaluar.

Específicamente, Romaña sugirió el roleplaying para desarrollar y estructurar roles, y juegos dramáticos para facilitar el flujo de la espontaneidad (Romaña, 1987).

Las obras de Romaña describen, informan y ejemplifican las situaciones pedagógicas que ella misma ha experimentado. Esto nos permite comprender que es posible desarrollar el plan de estudios de la educación formal y al vez considerar los objetivos subyacentes de un compromiso con la autonomía y la emancipación de los estudiantes, como sea el desarrollo de la conciencia crítica y reflexiva (Romaña, 2004).

Con el desarrollo del sociodrama en la educación, es posible conciliar la transmisión del conocimiento y la comprensión del mundo, considerando la realidad inmediata, concreta y compleja. En este aprendizaje, la comprensión crítica promueve la acción y la transformación. Por lo tanto, puede considerarse como un camino pedagógico integrador y socializador del individuo en su grupo y en su entorno (Romaña, 1987).

Como método de acción y relación, el sociodrama promueve una didáctica participativa, afectivo-cognitiva, creando un espacio fértil para la espontaneidad no solo de los estudiantes, sino también del profesor. De este modo, da sentido al conocimiento desarrollado, las actividades propuestas y, especialmente, dando significado al trabajo, una condición esencial para la satisfacción profesional (Romaña, 2004).

Ramos (2008) corrobora estas afirmaciones y demuestra las ventajas del sociodrama como metodología pedagógica, destacando: la participación efectiva de los sujetos en su proceso de aprendizaje, en la búsqueda de su autonomía, en el análisis de sus propias acciones y relaciones grupales, en la conquista de roles sociales, en fin, en el desarrollo y en el empoderamiento del ser humano.

Para Nery y Marra (2010), con esta metodología, el tema trabajado con el grupo es de interés para los estudiantes, que son participantes activos, facilitando la expresión de sus sentimientos, creencias y deseos subjetivos. Al caracterizarse como una práctica dialógica y democrática, el sociodrama resalta los problemas y conflictos del grupo y también sus propias soluciones y, en consecuencia, el reconocimiento de las potencialidades del grupo. Los estudiantes experimentan una mayor apertura y motivación para la transformación hacia lo que el grupo quiere o necesita y, en última instancia, promueve la satisfacción de los involucrados.

Consideraciones finales

Para Romaña (2004) y para aquellos que experimentan el sociodrama como director, maestro, terapeuta, estudiante, será difícil no valorar la riqueza afectiva producida en este proceso. La persona en su totalidad se fortalece en sus lazos interpersonales, en el desempeño de sus roles sociales y, sobre todo, será difícil no comprometerse con las transformaciones necesarias de su entorno, cumpliendo su papel de cocreador.

Referencias/Bibliografía

Altarugio, M., & Capecchi, M.C. (2016). Sociodrama pedagógico: Uma proposta para a tomada de consciência e reflexão docente. Revista Alexandria, 9(1), 31-55.

Bustos, D. M. (1982). O Psicodrama: Aplicações da técnica psicodramática. São Paulo: Summus.

Colombo, M. (2012). Modernidade: a construção do sujeito contemporâneo e a sociedade de consumo. Revista Brasileira de Psicodrama, 20(1), 25-39.

Fonseca filho, J. S. (2008). Psicodrama da loucura: Correlações entre Buber e Moreno. 7ed. São Paulo: Ágora.

Moreno, J. L. (2006). Psicodrama: Terapia de ação & princípios da prática. São Paulo: Daimon.

Nery, M. P., & Marra, M. M. (2010). Inclusão social e sociodrama. In: M. M. Marra & H. J. Flery (Orgs). Sociodrama. Um método, diferentes procedimentos. São Paulo: Ágora. (pp. 181-200).

Pontes, R. L. P. F. (2006). Recortes do psicodrama e do pensamento complexo contribuindo para o desenvolvimento da relação professor – aluno. (Dissertação de Mestrado não publicada). Centro Universitário 9 de Julho. São Paulo.

Ramos, M.E.C. (2008). O agir interventivo e a pesquisa-ação. In: M.M. Marra & H.J. Flery (Orgs). Grupos: Intervenção socioeducativa e métodos sociopsicodramático. São Paulo: Ágora. (pp.45-55).

Romaña, M. A. (2012). Sociedade de controle e pedagogia psicodramática. Revista Brasileira de Psicodrama, 20(1), 57-70.

Romaña, M. A. (2004). Pedagogia do drama. São Paulo: Casa do Psicólogo.

Romaña, M. A. (1987). Psicodrama pedagógico. 2ª ed. Campinas: Papirus.

Teixeira, H., & Souza, C. (2017). Report of an experience with the pedagogical psychodrama applied full science course in mathematics in the EUPA from disciple perception. International Scientific Journal, 4(12), 108-191. http://dx.doi.org/10.6020/1679-9844/v12n4a6

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