La hoja de psicodrama nº 69

EL MODELO DE ROJAS-BERMÚDEZ
60 AÑOS DE SICODRAMA.
Moyano, G.
Fecha de recepción: 15/06/2019.
Fecha de aprobación: 19/09/2019.
LA HOJA DE PSICODRAMA Nº 69 (44-49)

Resumen

El artículo muestra una panorámica del modelo de sicodrama de Rojas-Bermúdez, que viene articulándose desde la década de 1960, introduciendo conceptos teóricos y metodológicos que parten de la práctica sicodramática y convergen con estudios de las neurociencias, la etología, la psicología evolutiva, etc. Se plantean también algunos lineamientos éticos que impregnan este modelo.

Abstract

This paper is a brief summary of the contributios made by Rojas-Bermudez and his model of Psychodrama. This
school incorporates new viewpoints, theoretical and methodological concepts with its point of departure in the psychodrama practice, which converge with the statements of research in neurosciences, ethology, evolutive psychology, etc. The paper also gives some lines about the ethical issues in this model.

El modelo de Rojas-Bermúdez

60 Años de Psicodrama

Jaime G. Rojas-Bermúdez es siquiatra, sicoanalista (IPA), sicodramatista, ha sido el primer director de sicodrama certificado por J.L. Moreno en América Latina, introductor del sicodrama en Argentina, Brasil, Uruguay, con amplio desarrollo de su labor en España. Es uno de los más importantes pioneros del sicodrama y posiblemente el más productivo en cuanto a conceptos en la teoría y metodología sicodramática. Desde el principio organiza los fundamentos de la teoría de J L Moreno, facilitando su comprensión y utilización a través de conceptos definidos y operativos.

En “Introduçao ao Psicodrama”, un pequeño libro con varias reediciones desde su primera publicación en español (1966) y en portugués (1970) hasta 2016, RB plantea sus impresiones en el I Congreso Internacional de Psicodrama (Paris, 1964), constatando la “Babel teórica”, la falta de sistematización en la enseñanza del sicodrama, la utilización del sicodrama como recurso técnico para otros enfoques teóricos. En sus palabras:

“Al considerarlo (al sicodrama) esencialmente terapéutico, decidí que mi tarea en principio, estaría dirigida a realizar este enfoque y a conferirle un cuerpo teórico acorde con su metodología. Así, comencé a trabajar en dos líneas: una clínica, de investigación con pacientes sicóticos crónicos deteriorados, y otra teórica, de elaboración y sistematización de la obra de Moreno”.

Ha sido pionero en integrar en sus investigaciones, que tienen como punto de partida la práctica sicodramática, conocimientos de las neurociencias, la etología y la sicología evolutiva en el encuadre sicodramático . Estos nuevos elementos no se introducen en la teoría más que transformados, elaborados y asimilados en el modelo sicodramático, aportando solidez y claridad a la comprensión del individuo y a la tarea sicoterapéutica.

Los estudios realizados por Rojas Bermúdez, desde la década de 1960, han dado lugar a conceptos como imágenes sicodramáticas, objeto intermediario e intraintermediario, núcleo del yo, esquema de roles, técnicas de comunicación estética…. generando un modelo de sicodrama con referente en la clínica, que profundiza y amplía los recursos teóricos y metodológicos.

La teoría del Núcleo del Yo – Esquema de Roles pasa a ser base de una sicopatología sicodramática. La técnica de construcción de imágenes – las imágenes sicodramáticas – se constituyen en una línea metodológica diferente y principal del proceso terapéutico sicodramático, complementada por la dramatización. Las formas que aparecen en el protagonista, en el grupo, y su lectura por parte del terapeuta, tanto en las imágenes sicodramáticas como en las dramatizaciones, van a marcar la guía fundamental de las intervenciones.

Se va organizando así un nuevo y diferente modelo de sicodrama que él denominó quizá por modestia “Escuela argentina” pero que desde hace tiempo sus discípulos preferimos llamar “Escuela de Rojas-Bermúdez”.

El próximo Congreso Escuela de Rojas- Bermúdez: 60 años de sicodrama es inevitablemente un homenaje a su figura, pero es ante todo un reconocimiento al modelo que él ha creado y a los caminos por él abiertos. Es, al mismo tiempo, una oportunidad de mostrar, repensar y valorar todos estos elementos, y nuestros aportes y aplicaciones posteriores, en los diversos campos profesionales.

Partiendo del sicodrama tradicional de J. L. Moreno, Rojas-Bermúdez, desde el inicio, ha modificado y ampliado elementos de teoría y metodología elaborados desde su aplicación clínica, integrando aportaciones de otras ciencias (neurociencias, etología, sicología evolutiva) y otras teorías sicoterapéuticas, hasta configurar un nuevo modelo de sicodrama y de la práctica sicodramática. Este modelo marca un giro importante desde un sicodrama moreniano que, a pesar de la intervención del espacio y de lo corporal, nunca desarrolló plenamente las implicaciones metodológicas de estos factores, a un sicodrama basado en las formas y especialmente en las formas visuales, cuyo paradigma es la imagen sicodramática.

Sus estudios han aportado al sicodrama una comprensión de la evolución y estructura de la personalidad y la sicopatología (núcleo del yo – esquema de roles) acorde con la metodología; nuevos desarrollos en técnicas y conceptos, derivados de la experiencia clínica, como objeto intermediario e intraintermediario, lectura de formas, construcción de imágenes sicodramáticas, sicodanza… haciendo especial énfasis en las formas y la representación.

En un primer momento aborda el sicodrama con encuadre sicoanalítico (Instituto de Neurosis, Hospital de Niños, Hospital de Clínicas, Buenos Aires, 1957-1961).

A la labor clínica en instituciones de salud mental pronto se añadió un trabajo de repercusión social más amplia, desarrollado con grupos abiertos, y experiencias de sicodrama público, teatro espontáneo, cinedrama, teatrodrama.

Al introducir el sicodrama en los grandes hospitales siquiátricos y trabajar con pacientes sicóticos internados, buscó otros recursos terapéuticos que permitiesen restablecer la comunicación con algunos de los pacientes más graves. Esta búsqueda llevó al campo del arte y a los títeres, que resultaron especialmente eficaces. Conocidos titiriteros y mimos (como Ariel Bufano y Angel Elizondo) colaboraron como yo-auxiliares en el tratamiento. La riqueza de los resultados con estos pacientes y con otros menos graves (hospital de día, consultorios institucionales y privados), y la necesidad de integrar estos elementos en la teoría y la metodología lleva a la elaboración de nuevos temas y conceptos:

Elaboración de un esquema de referencia para comprender aspectos evolutivos, estructurales y patológicos de la personalidad: núcleo del yo – esquema de roles, que integra aspectos individuales, sicopatológicos e interaccionales.

En función del esquema de roles se consideran los diferentes encuadres sicodramáticos: sicodrama individual y grupal, sociodrama de pareja, de familia, de institución, aprendizaje de roles. Asimismo, la noción de contextos (social, grupal, dramático) en la comprensión del encuadre sicodramático.

Importancia de las formas, tanto en el concepto de personalidad como en la metodología, que explora sus significados y contenidos. La construcción de imágenes o imágenes sicodramáticas, que converge con los estudios de las neurociencias y se complementa con la línea más vivencial de las dramatizaciones.

Implementación de las funciones de los objetos en sicoterapia: objeto intermediario e intraintermediario, objetos auxiliares, objetivadores terapéuticos.

Introducción del concepto de unidad funcional, que explicita la relación entre los integrantes del equipo terapéutico e instrumentos del sicodrama, y en los distintos contextos de la sesión de sicodrama.

Jerarquización de lo corporal como vía de acceso a lo mental : caldeamientos corporales, sicodanza, que integran el encuadre sicodramático con el movimiento y la música.

Se remarca un elemento importante que marca este modelo: la forma (formas naturales) como eje de lo sicodramático, como elemento fundamental para la comunicación y elaboración en sicoterapia y como guía para la labor del director de sicodrama.

ESQUEMA DE ROLES-NÚCLEO DEL YO

El núcleo del yo es un esquema teórico, genético y estructural que condensa los factores biológicos, sicológicos y sociales que intervienen en el proceso de individuación del ser humano. Considera que el siquismo se desarrolla a partir de estructuras estables, propias de la especie, que se manifiestan a través de la anatomofisiología, y es la base de una comprensión de la sicopatología acorde con la práctica clínica sicodramática.

Las interacciones con el medio están tutorizadas por tres funciones fisiológicas no automatizadas e indispensables para la supervivencia: la ingesta, la defecación y la micción (roles sicosomáticos de ingeridor, defecador y mingidor) y producen la diferenciación de tres Areas del siquismo: cuerpo, mente y ambiente.

El yo es fundamentalmente conciencia de sí mismo, su función principal es la reflexión. Resulta de la integración de los elementos del núcleo del yo, queda en posesión de esta información (yo natural) y de toda la recibida de la estructura social (yo social), funcionando como protector del núcleo del yo y, al mismo tiempo, en conexión con el medio, como mediador entre demandas internas y externas.

El si mismo sicológico es la parte sensitiva de la personalidad, una instancia sicológica relacionada con el medio, las posesiones y las situaciones de alarma. Su correlato físico es el espacio pericorporal vivido como prolongación del yo, que varía en sus dimensiones según el grado de alarma (dilatación/retracción del SMS)

Los roles sociales son elementos yoicos relacionados con lo social, resultado de múltiples aprendizajes. En su estructura, presentanla interrelación con el rol complementario y las características particulares de cada personalidad (núcleo del yo). Su desarrollo facilita la interrelación aún en situaciones de poco conocimiento personal, y exige menos desgaste y compromiso emocional. La falta de desarrollo de los roles sociales para actuar en situaciones que los requieren es una fuente habitual de stress. Las relaciones rol a rol generan los vínculos.

Rojas-Bermúdez relaciona los diferentes elementos constitutivos de este esquema con el SN, primariamente: sistema límbico (núcleo del yo), córtex (yo), hemisferio cerebral derecho (yo natural), hemisferio cerebral izquierdo (yo social), SNV (SMS).

OBJETO INTERMEDIARIO Y OBJETO INTRAINTERMEDIARIO

La experiencia del títere como objeto intermediario, que fue iniciada por J. G. Rojas- Bermúdez. en el Hospital Siquiátrico “J. T. Borda” de Buenos Aires en los ’60, comenzó con pacientes sicóticos internados

Su efectividad en la comunicación con un sentido terapéutico hizo que, posteriormente se trasladara, con algunas modificaciones, a pacientes menos graves (neuróticos, tóxicodependientes, terapias de pareja, de familia, etc.) y a otros campos no terapéuticos como los del aprendizaje y la intervención social.

La apertura de la comunicación a través de un objeto-títere significó la incorporación a la sicoterapia de elementos provenientes del ámbito del arte, con un sentido comunicacional y terapéutico especial (objeto intermediario e intraintermediario); principalmente con títeres y luego con máscaras, pantomima, pintura, collage … elementos que obligan a una síntesis expresiva y comunicacional en una forma visual, facilitan el abordaje de temas con intenso compromiso corporal como la sexualidad o la violencia y dan una vía abierta a la creatividad del paciente.

SICODANZA

La Sicodanza es una técnica terapéutica de encuadre sicodramático que instrumenta el cuerpo y su movimiento como vehículos comunicacionales preferenciales y a la música como soporte de la comunicación. Aparece, así, como la instrumentación terapéutica de una capacidad expresiva natural: en el curso de su historia, el hombre siempre de una u otra forma, ha bailado. La danza siempre está presente en todas las culturas, inherente al ser humano como forma de expresar y comunicar.

Rojas-Bermúdez coordina en 1961 el primer grupo de sicodanza en Argentina, desde el encuadre sicodramático, profundizando su estudio y proveyéndolo de contenidos teóricos y metodológicos específicos.

Al danzar no sólo se descargan energías, sino que hay principalmente una liberación de formas en una secuencia de actitudes corporales, gestos y movimientos que expresan modelos de ser y de actuar propias de cada individuo y que constituyen su código corporal. Al dejar de lado momentáneamente la palabra, la actividad corporal descubre los códigos expresivos y comunicacionales. Las formas surgidas en la relación entre cuerpo y espacio remiten a lo sicológico y los contenidos sicológicos que estas actividades movilizan.

En la sesión de sicodanza los conflictos, los síntomas, los sueños, las fantasías… se abordan a partir de los movimientos corporales. La historia personal de cada individuo, inscrita en su cuerpo, en sus gestos, en sus movimientos, es ahora un elemento más, integrado en la acción.

En nuestra cultura se sobrevalora al cuerpo como portador de mensajes estéticos y de status social, unida a una desvalorización del mismo como elemento comunicacional y expresivo. Aparece el miedo al ridículo, el temor por lo social o lo síquico.

Por ello, la sicodanza constituye la sicoterapia corporal por excelencia, especialmente indicada en todos los procesos sicopatológicos que comprometan seriamente la comunicación verbal, tanto por exceso como por defecto, con aquellos pacientes en los que la palabra es utilizada como barrera comunicacional (sicopatías, histerias, estados maníacos); y con pacientes que presentan dificultades para expresar verbalmente sus sentimientos y conflictos (depresiones, fobias, obsesiones, esquizofrenias).

IMÁGENES SICODRAMÁTICAS.

La metodología sicodramática tradicional se basa en la acción y el juego de roles (dramatización) como forma de tratamiento sicoterapéutico. Con la incorporación de las imágenes se introduce una nueva manera de tener acceso al material terapéutico.

La imagen sicodramática es una forma creada por el protagonista en el escenario, que expresa, en su configuración, la organización que el protagonista está dando al tema que se está tratando, el sentido y significados que la experiencia tiene para él, los elementos que enfatiza y omite en una estructura y la exploración de sus significados.

Así, el mundo interno del protagonista es ubicado fuera de él, sobre el escenario y al mismo tiempo, al materializar la imagen mental, esta se hace más clara y definida, él puede verlo y reajustar reacciones y experiencias reaferenciales.

Al construir una imagen estamos haciendo, en la vigilia, un proceso que ocurre naturalmente durante el sueño: la síntesis y concreción en una imagen de una serie de ideas, experiencias, sensaciones y emociones.

Estudios neurofisiológicos que vienen desde las experiencias de “split brain” hasta las actuales investigaciones de PET (tomografía de emisión de positrones) avalan la idea de que el trauma sicológico, y muy probablemente, los síntomas relacionados con la ansiedad y otras emociones adversas, provocan respuestas cerebrales basadas en la actividad del hemisferio derecho (básicamente espacial – imágenes) mientras que el hemisferio izquierdo (temporal, palabras) se
desactiva. También las últimas investigaciones sobre actividad cerebral en los procesos de aprendizaje son coherentes con los aportes de Rojas-Bermúdez (memoria- juego-dramatización).

Estas investigaciones vinieron a reforzar la metodología implementada por Rojas-Bermúdez en la década de los 60: la construcción, por parte de los pacientes, de imágenes representativas de los elementos significativos en el material que presenta, tanto sicológicos, como somáticos o de sus relaciones vinculares. Así, se puede hacer una imagen de un síntoma, de una emoción, de un dolor, de un sentimiento, de una discusión con otro.

Las imágenes sicodramáticas, que simbolizan las experiencias subjetivas del protagonista, toman forma concreta, construidas con elementos poco estructurados (telas de colores) o muy definidos (personas, objetos). De esta manera se elude la pinza digital, muy ligada al aprendizaje y a la autocrítica en función de lo estético. Se trata así de que todo tipo de vivencia, al ser representada en el escenario (imagen sicodramática) por el propio individuo, pueda ser objetivada y en función de ello, más y mejor comprendida (técnica de construcción de imágenes).

Alrededor de esta metodología hay toda una serie de técnicas que favorecen la elaboración y contribuyen a enriquecer su potencial terapéutico.

Según Rojas-Bermúdez, un fenómeno trascendental para quien lo experimenta es el descubrimiento de la propia creatividad. Las exigencias de la estructura social y la competitividad a la que estamos sometidos determina que la creatividad sea sustituida por la inventiva, y el pensamiento, por la razón. Las técnicas basadas en las formas, a medida que son utilizadas, ponen al yo en condiciones de crear, disminuyendo su control y dependencia de la estructura social, catalizando la relación con sus contenidos internos y facilitando la aparición de todo aquello que constituye el material terapéutico.

ALGUNAS IMPLICACIONES ÉTICAS EN EL MODELO DE ROJAS-BERMÚDEZ

La sicología, la sicoterapia y también el sicodrama se practican en un ámbito que requiere especial cuidado, en el cual la tarea se desarrolla con personas que están frecuentemente en situación de vulnerabilidad.

En el sicodrama este cuidado se incrementa por trabajar con el cuerpo y la acción.

Quizá por ser pensado desde el inicio como un instrumento para la clínica y la sicoterapia, el modelo de sicodrama de Rojas-Bermúdez marca pautas y límites claros al desempeño del rol de director de sicodrama.

Desde nuestro modelo de sicodrama, estas características están implementadas en la práctica desde las tareas asignadas al director de sicodrama, responsable del funcionamiento de todo el encuadre dado.

1. Un primer elemento es el respeto por el encuadre pactado explícitamente (terapéutico / didáctico o pedagógico / de intervención social) , que involucra límites claros respecto a los contenidos personales expuestos tanto por parte del director o yo-auxiliar (siempre nulos) como por parte de los pacientes (sólo en el encuadre terapéutico se abordan y elaboran los contenidos personales). No tener en cuenta estos límites lleva muy frecuentemente a situaciones de manipulación, del director o de los pacientes /estudiantes / usuarios.

2. Un respeto y diferenciación rigurosos por el material de cada paciente, que es siempre individual aún expresado y contextualizado por el grupo si es el caso, en tanto que diferente de los materiales e ideas de otros (director, yo-auxiliar, eventuales compañeros del grupo). Esto no significa que deba ser tomado como verdad absoluta, sino como su verdad. En el caso de las imágenes, por ejemplo, el contenido que cada elemento de la imagen plantea es siempre el del protagonista autor de la imagen y no aquellos pertenecientes a los miembros del grupo en su lugar.

3. La diferenciación persona / rol / instrumento planteada por Rojas-Bermúdez (El sicodrama como instrumento, en “Teoría y técnica sicodramáticas”, cap. II, 2.8). Desde esta posición ética, se favorece la objetivación del instrumento – el sicodrama en sus bases teóricas y su metodología – para una mayor eficacia en una intervención respetuosa con la mentalidad del protagonista y su congruencia interna. Ello se logra principalmente por medio de la implementación del instrumento desde la lectura de formas realizada por el director de sicodrama, yendo primero a las formas y después a los contenidos asignados por el-la protagonista y delimitados por la forma creada por él/ ella.

4. Esta lectura global de las formas que se dan en el escenario a través del protagonista y yoauxiliares espontáneos marca la necesidad de que el director se asuma como tercero excluido de la escena y del “como si”, permaneciendo externo a ella desde un lugar que es referente constante de lo real. Su intervención en el contexto dramático es entonces siempre desde afuera (mediante consignas, introducción de técnicas, objetos, etc), nunca jugando un rol en la escena; y por tanto su relación con el protagonista se mantiene siempre desde el rol profesional real que desempeña. El escenario es básicamente para el protagonista y no un lugar de lucimiento para el director.

5. Como parte del respeto por el paciente, protagonista o integrante del grupo se da también la necesidad de diferenciar y deslindar del conocimiento sicodramático las diversas creencias e ideologías de tipo espiritual, religioso, político, etc. Ilicitud de la utilización de la autoridad del rol de director de sicodrama para transmitir al grupo o al paciente estas ideas como formando parte de la teoría y metodología sicodramáticas.

Referencias/Bibliografía

Moyano, G.(1995). Structures in Psychodrama: methodological aspects, en Psychodrama and Psychoanalysis Newsletter, v. 3-1, 4-1, 4-2.

Rojas-Bermúdez, J. (2016). Teoría y técnica sicodramáticas. 2º ed. Sevilla: Punto Rojo.

Rojas-Bermúdez, J., Moyano, G. y otros (2012). Actualizaciones en sicodrama. Imagen y acción en la teoría y la práctica. A Coruña: Espiral Maior.

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