La hoja de psicodrama nº 68

Dramaterapia. Teatros que curan el alma

DRAMATERAPIA. TEATROS QUE CURAN EL ALMA

EDITORIAL LETRA VIVA, COLECCIÓN LITERATURA & PSICOANALISIS.
BUENOS AIRES, ARGENTINA, 2019 (EN PRENSA)
Pedro Torres-Godoy

Prefacio: Dr. Roberto de Inocencio, Psiquiatra y Psicodramatista, Santander. España.
Prólogo: Dr. Marco Antonio de la Parra, Psiquiatra y Dramaturgo, Santiago de Chile.

Reseña de libro a ser presentado en el XXXIV Congreso de la Asociación Española de Psicodrama
Psicodrama, Creatividad e Investigación – Salamanca, España, Noviembre de 2019

Una dakini es una bailadora del cielo. Una deidad energética femenina que evoca el movimiento de la vida en el cosmos; íntima, penetrante y en transformación. Son símbolos de la naturaleza desnuda de la mente, libres de toda oscuridad. Representa la sabiduría sin forma de la mente misma. Quien la encuentra, sea hombre o mujer, en su mente, activa su propia experiencia espiritual de una manera no conceptual a través de la mirada directa, su cuerpo radiante y la revelación compasiva de la realidad. Sostienen en una de sus manos, la que va al cielo, un cuenco de calaveras con sangre o el elixir de la vida y en la otra, la que va a la tierra, una daga para aniquilar el ego y la ignorancia.

Este libro fue escrito en ocho semanas de tiempo cronológico (chronos) y en treinta y ocho semanas de tiempo vivencial (kairos), lo que dura la concepción, gestación, desarrollo y parto de una nuevo ser en el vientre de la mujer. Zobeida, mi dakini interior, hizo ese trabajo, pero murió prematuramente cuando su bebe recién tenía seis meses de vida. Me lego el dolor de esa pérdida irreparable que conocí sólo a través de sus descendientes. Nunca pude enterarme del dolor que ella vivió en su cuerpo antes de morir y dejar a la criatura en manos de un padre viudo. Pero el dolor se anidó en mi alma y me convertí, primero en médico, después en psiquiatra, luego en terapeuta y finalmente en psicodramatista. Zobeida estuvo presente siempre con su historia trágica, en mi formación profesional abocado como médico a ayudar a quienes más me han necesitado. Me especialice en traumas y duelos. Me convertí autodidactamente en dramaterapeuta.

Escribí este libro en ocho semanas en medio de un duelo imposible, inhumano, que finalmente eclosionó en la palabra y el verbo silenciado para plasmar aquí, con verdad, pasión y creatividad, más de treinta años de trabajo en el Departamento de Teatro de la Universidad de Chile en la investigación, entrenamiento y formación de futuros dramaterapeutas y psicodramatistas. Todos los duelos personales y de los cientos de alumnos que han visitado esta formación están cristalizados en cada uno de estos ocho capítulos que representan estas ocho semanas de creación.

Las conceptualizaciones, reflexiones y conclusiones ya estaban escritas en mi mente. Solo hacia falta que una dakini, con su elixir y daga, drenara lo que habitaba en mi interior. El elixir de la vida, de la creatividad. La daga de la muerte, de mi propio dolor, por el amor perdido por la viudez.

Bastó solo con escribir esta historia, nada más, sólo escribir.

El primer capítulo nos hace ver que dramaterapia y psicodrama son las dos caras de una misma moneda. Anverso y reverso. Son palabras homófonas. Una es contexto de la otra. La dramaterapia lo es del psicodrama, tal como la salud lo es de la enfermedad y por lo tanto de la cura. Pertenecen a las terapéuticas de acción grupal, centradas en la escena, el símbolo, la metáfora y el teatro. No busco establecer diferencias sino más bien integración y conjunción.

El segundo capítulo, psicodrama minimalista, pretende informarnos de la necesidad de adaptar el psicodrama a los tiempos actuales, en donde espacio, grupos y tiempos son acotados. Psicodrama minimalista, cual terapéutica postmoderna, desea rescatar lo esencial del psicodrama clásico y plasmarlo en la escena clínica con las técnicas esenciales de manera parca, austera y precisa.

La psicopatología escénica del capítulo tres, busca describir las anomalías del sujeto en situación escénica y en representación de roles y personajes, en el espacio del como sí dramático del teatro, psicodrama y dramaterapia. Se trata de una psicosociopatología para ser más exactos. Busca ampliar la visión unitaria del individuo aislado, de la psicopatología descriptiva clásica, con el propósito de contar con herramientas observacionales previas, que amplifiquen el conocimiento de los grupos en funcionamiento.

El capítulo cuatro pretende ser una apología a lo que, tanto psicodrama como dramaterapia nos brindan como axioterapias, o sea tratamientos sociátricos centrados en los valores universales, personales y de las culturas locales, con el fin de educar para un mundo mejor.

El capítulo cinco realza la técnica de interpolación de resistencias al servicio del psicodrama arquetipal. Propone esta técnica psicodramática como la vía regia para la integración de polaridades en el camino de la individuación.

El capítulo seis nos adentra en el teatro, puesto que va desde el soliloquio intrapsíquico de la persona en dramatización psicodramática, hasta la develación teatral de su drama, en un monólogo con espectadores dispuestos no solo a ser compasivos e imparciales, sino también a tomar partido y confrontar teatralmente la verdad íntima del monologuista, con pasión, justicia y determinación.

El capítulo siete se refiere a la personajeoterapia, a mi modo de ver el corazón de la cura de la dramaterapia.

Y finalmente, el capítulo ocho, de consteladramas, busca ser mi aporte en mi manera de ver el mundo en la liminaridad, en los lugares de tránsito entre una disciplina y otra. Las intersecciones. Teatro y medicina. Constelaciones y psicodrama. Arte y terapia. Me he movido en este mundo a lo largo de toda mi trayectoria profesional de más de cuarenta años de trabajo solitario, como un náufrago en medio del océano, entre islas e islas; continentes y continentes, buscando siempre en donde moran los puentes que conectan con facilidad, respeto y amor, las miradas del mundo terapéutico, las artes y la ciencia.

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