NUEVAS MASUCLINIDADES
Bravo, R.; Herrador, M.C.
Fecha de recepción: 30/05/2024.
Fecha de aprobación: 2/09/2024.
LA HOJA DE PSICODRAMA No 78 (40-50)
Resumen
El presente trabajo tiene un formato de taller-didáctico , donde se exploran y analizan las masculinidades a través de las formas corporales (naturales y sociales) y su importancia comunicacional desde el modelo de sicodrama creado por Rojas-Bermúdez. Se parte de las masculinidades pasadas y presentes, hasta llegar a las futuras, a través del uso de técnicas de construcción de imagen sicodramática, dramatización y construcciones colectivas, con su correspondiente lectura de formas. Este trabajo se realiza a partir de la teoría y técnicas sicodramáticas en articulación con múltiples disciplinas (sicología, antropología, trabajo social y sociología). A su vez, se considera el aporte de las teorías feministas para comprender la influencia del sistema patriarcal en la construcción de la identidad (aspecto sicológico), y la desigualdad de género (aspecto social) en el quehacer profesional.
Abstract
This work has a workshop-didactic format, where masculinities are explored and analyzed through body forms (natural and social) and their communication importance from the psychodrama model created by Rojas-Bermúdez. It starts from past and present masculinities, until reaching future ones, through the use of psychodramatic image construction techniques, dramatization and collective constructions, with their corresponding reading of forms. This work is carried out based on psychodramatic theory and techniques in conjunction with multiple disciplines (psychology, anthropology, social work and sociology). At the same time, the contribution of feminist theories is considered to understand the influence of the patriarchal system on the construction of identity (psychological aspect), and gender inequality (social aspect) in professional work.
¿Nuevas masculinidades?
INTRODUCCIÓN
Desde los años 60, gracias a los movimientos feministas y al estudio y conceptualización del género en el ámbito académico, se ha puesto de manifiesto la necesidad de analizar y reflexionar sobre los vínculos entre personas del mismo género (mujer-mujer, hombre-hombre) y, de diferente género (mujer-hombre). Estos estudios permiten comprender (teóricamente) el funcionamiento de las relaciones sociales en un sistema patriarcal, donde lo masculino -aún a día de hoy en occidente- tiene un valor social superior a lo femenino, lo cual perpetúa las relaciones desiguales en base al género.
En cuanto al origen del estudio del varón y de las masculinidades, según la socióloga R.W. Connell (2006), comenzó alrededor de los años 90 como resultado de las investigaciones de las teorías feministas. En consecuencia, ha sido parte de la proliferación en los estudios sobre la construcción social de la masculinidad, así como las prácticas y rituales de los hombres desde una perspectiva de género, haciendo especial hincapié en la construcción de la masculinidad en un ambiente y un momento histórico determinado.
Según esta perspectiva y teniendo como referencia teórica-metodológica el sicodrama de Rojas-Bermúdez, consideramos de interés profesional para este XXXVII Congreso de la Asociación Española de Psicodrama: Integración; Pasado, presente y futuro del Psicodrama, el análisis de las masculinidades en el pasado, para comprender las masculinidades presentes y llegar a imaginar la construcción social de las masculinidades futuras en pro de relaciones sociales más igualitarias.
Asimismo, el trabajo grupal con imágenes sicodramáticas, dramatizaciones y construcciones colectivas, facilita profundizar en modelos relacionales masculinos y femeninos desde la lectura de las formas naturales y sociales.
FUNDAMENTACIÓN
Este trabajo parte de la conceptualización del género como categoría social y, por tanto, relacional. Desde el trabajo social enfocado a los estudios en masculinidades, no se puede profundizar en esta temática sin hacer referencia a las relaciones sociales complementarias vinculadas a lo femenino (Néstor Artiñano, 2015).
En la actualidad, el debate en torno a las viejas y las nuevas masculinidades va dirigido hacia la construcción social del rol femenino y las desigualdades resultantes en la sociedad, donde la influencia tanto en la esfera pública como en la academia, promueven la necesidad de desarrollar novedosos aportes que procuren contextualizar las transformaciones sociales y descubrir las nuevas problemáticas asociadas a las relaciones de género.
La historia demuestra tradicionalmente que las culturas -independientemente del contexto- han estado influenciadas por un poder hegemónico heteropatriarcal y sus jerarquías de dominación (Martínez y Pérez, 2020, p.172), donde proyectan al hombre dentro de procesos y construcciones sociales limitantes a lo masculino y a una socialización sexista.
En este sentido, socialmente se discuten los procesos de búsqueda de legitimidad del hombre desde la validación subjetiva de lo que implica ser masculino. Donde la construcción social del género y las instituciones socializadoras (familias, escuelas, medios de comunicación, Internet e industrias culturales) participan en la cimentación de discursos, experiencias y prácticas sociales (familiares y comunitarias) que definen la manera más legítima de ser hombre, deslegitimando otras posibles expresiones (Bonino, 2003, p.173).
Es así como nacen los simbolismos e ideologías que conllevan a plantear o cuestionar qué es y qué no es un hombre, desde la experimentación y proyección de los factores que influyen en el proceso de masculinización materializado en la virilidad, y que concluyen en puntos de interés para debatirse con fines de comprender y generar acercamientos a ese arquetipo social.
Sin embargo, en el marco de las masculinidades se observa de forma notoria el crecimiento que han tenido las investigaciones y estudios sobre este tema, pero limitadas al rol masculino dominante, subrayadas en grandes avances dirigidas a contextualizar los diversos patrones de agresión adjudicados a este rol hegemónico heteropatriarcal, a las expresiones de criminalidad derivados y reducidos al feminicidio, a los prejuicios emocionales y sicológicos que impiden el surgimiento de una nueva masculinidad, y a la convencionalización de la violencia de género. Así como las frecuentes tensiones familiares y comunitarias que rodean al rol de género masculino, vinculadas al ejercicio del poder jerárquico de dominación (Azpiazu, 2017, p.174).
De esta manera, el desarrollo de estudios sobre las nuevas masculinidades se proyecta como un enfoque de innovación, que poco ha sido trabajado, pero que ya tiene iniciativas institucionales dirigidas a deconstruir las definiciones sociales de lo masculino. De lo anterior, es que Maira Martínez y Alba Pérez (2020) destacan que actualmente “muchos hombres jóvenes, que hoy esperan que las mujeres rechacen relaciones patriarcales, están adoptando un cierto igualitarismo pragmático” (p.172).
Esto plantea una posible ruptura o fragmentación en los procesos de adopción y construcción de las masculinidades dominantes o de poder hegemónicas, y el posible surgimiento de una variabilidad en las nuevas generaciones, aunque no terminan de ser determinantes en la producción de cambios realmente sustantivos, traducidos en resultados más igualitarios.
Desde la sicología, resulta de especial interés conocer la influencia de estos modelos relaciones y su dimensión sicológica-emocional en la constitución de la identidad de las personas.
La identidad se construye en el contexto de las relaciones. Por ello, en los casos donde la madre o el padre no pueden valorarse suficientemente como sujeto; ya sea tanto como mujer o ya sea como hombre, suelen comunicar dicha minusvaloración a su hija y/o hijo, de manera directa o indirecta (en un sistema patriarcal, esta desestima es más notoria en las mujeres). (Marie Brown, 2022)
Los rasgos identitarios donde lo femenino es subordinado o menospreciado, son confirmados por figuras masculinas y, en particular, por aquellas culturalmente influyentes (familiares, parejas, hermanos, etc.). Puesto que son rasgos estructurales, que pueden experimentarse (y, por tanto, transmitirse) como un legado casi inevitable, vergonzoso, humillante, difícil de enmendar (Marie Brown, 2022).
El ámbito familiar como contexto social y afectivo, es determinante en el desarrollo de la identidad desde los primeros años de vida, y las creencias y prácticas culturales machistas pueden obstruir el desarrollo y aumentar el sufrimiento (Marilyn Charles, 2022).
METODOLOGÍA
El presente trabajo utiliza el encuadre operativo de sicodrama pedagógico del modelo Rojas-Bermúdez. Una de las características principales es que se toma como material grupal emergente aquellos contenidos didácticos, sociales y relacionales, vinculados a su vez con el tema a abordar durante el taller. Prescindiendo del material íntimo o personal, propio de ser abordado desde otro tipo de encuadre, como sería el sicoterapéutico.
Objetivos
- Analizar las formas (naturales y sociales) de las masculinidades predominantes en generaciones pasadas y presentes, a partir de las cuales construir alternativas futuras.
- Explorar formas relacionales basadas en la construcción social del género.
- Favorecer un espacio didáctico donde visibilizar la influencia de la desigualdad o sesgos de género en el rol profesional.
Etapas
Se parte de un caldeamiento verbal inespecífico, desde el cual la unidad funcional, luego de presentarse brevemente, se inicia la comunicación con el auditorio a partir de enunciar el encuadre de trabajo y los objetivos generales del taller.
Seguidamente, se pasa a la etapa de caldeamiento específico, donde el grupo comienza a explorar el espacio con el cuerpo en movimiento, siguiendo las consignas de la unidad funcional relacionadas con el tema a tratar.
A partir de los emergentes del caldeamiento, en función de las distintas formas corporales de las masculinidades que se registren, se divide al auditorio en tres grupos.
A cada subgrupo, se le consigna realizar una construcción colectiva sobre la masculinidad pasada, presente y futura, abordando en la siguiente etapa, el material de cada grupo mediante el procedimiento habitual de la técnica de construcción de imagen sicodramática.
Posteriormente, en la etapa de dramatización, cada subgrupo presenta su construcción grupal al resto del auditorio y se aborda cada una de ellas a partir de los emergentes y su correspondiente lectura de formas.
Por último, en la etapa de comentarios y análisis, se reflexiona a partir de las resonancias del grupo y se realiza una síntesis de lo abordado en el taller y de la experiencia vivida por el auditorio.
Participantes
El taller en el que se basa el presente trabajo, estaba dirigido a personas inscritas en el XXXVII Congreso de la Asociación Española de Psicodrama 2023: Integración; Pasado, presente y futuro del Psicodrama, celebrado en Carmona, Sevilla.
En el taller participaron alrededor de 50 estudiantes y profesionales del ámbito de la salud, sicología, educación e intervención social.
Temporalización
El taller tuvo una duración aproximada de 90 minutos.
Descripción de las técnicas propuestas
En la puesta en marcha del taller, se utilizan las técnicas de sicodrama de construcción de imágenes sicodramáticas, dramatizaciones y construcciones colectivas.
Según Rojas-Bermúdez:
“En sicodrama, se instrumenta una forma de expresión y elaboración de elementos conflictivos que es natural y que utiliza espontáneamente el niño: el juego con objetos, al cual corresponden las técnicas de construcción de imágenes, que descubren la estructura global de la situación con las interrelaciones entre sus elementos constituyentes; y el juego de roles, al que corresponde la dramatización, en la cual el sujeto se asume como elemento de la imagen, desarrollando la situación desde un personaje determinado” (2017, pág. 161).
Estas dos maneras de “jugar” se complementan mutuamente y se instrumentan en sicodrama en dos tipos de técnicas (Rojas-Bermúdez, 2017):
- Dramatización. Es la línea de trabajo de lo vivencial y emocional. Esta técnica es utilizada cuando se trata de involucrar a la persona protagonista y lograr al mismo tiempo, su compromiso a nivel emocional (Sí Mismo Sicológico), sentimental (yo) y de sus afectos (roles).
- Es la línea de trabajo de lo intelectual y objetivo, de la comprensión global: de las estructuras de pensamiento, de las sensaciones y de las acciones. No es considerada sólo como la representación del objeto (sensación, recuerdo, sueño, etc.), sino que sería la resultante de la interacción primero entre el estímulo y el receptor y, después, de su elaboración en los centros nerviosos.
“Por esto debemos considerar a la imagen, esencialmente, como una creación del sujeto que la produce: a través de ella podemos tener acceso no sólo al material en sí, sino, también, a la particular configuración que presenta dicho material para el protagonista” (Rojas-Bermúdez, 2017, pág. 162).
- Construcciones colectivas[1]: se trata de una técnica que se encuentra a medio camino entre la imagen sicodramática y la dramatización. Su nombre fué acuñado por Graciela Moyano[2] (2023), y es una técnica que se utiliza principalmente con grupos numerosos para facilitar el acceso al material y explorar, a través del registro de su construcción, diversos elementos desde los siguientes ejes: producción grupal (resultado final), exploración de las relaciones y vínculos grupales en el proceso de elaboración (quién propone la idea-liderazgos-, quiénes la siguen, quién ejecuta, etc); las relaciones grupo-persona (nivel de receptividad de parte del grupo hacia la propuesta de una persona) y persona-grupo (la vinculación de un/a integrante hacia el grupo en su totalidad) . Se puede realizar con personas, tanto como con objetos. De la imagen sicodramática toma su aspecto figurativo a modo de “postal” sin movimiento, y de la dramatización, el hecho de ser sus artífices quienes están dentro de la representación y sobre todo, su autoría colectiva y no individual, como es el caso exclusivo de la imagen sicodramática. Por último, a nivel procedimental, se aborda similar a una imagen sicodramática, solicitando al grupo que elija un “portavoz” para explicar la producción final, el proceso de construcción y se continúa con la lectura de formas.
RESULTADOS
La convocatoria del taller superó las expectativas iniciales, puesto que se esperaba un máximo de 30 y llegaron a participar un total de 50 personas.
Por ello, fue importante trabajar con la técnica sicodramática basada en construcciones colectivas, que permiten abordar en subgrupos el material emergente de grupos numerosos, ofreciendo mayor implicación y participación tanto en la etapa de dramatización como en la etapa de comentarios.
En primer lugar, se llevó a cabo un caldeamiento verbal basado en presentaciones, el cual facilitó un clima grupal relajado para pasar al escenario y dividir al grupo grande en tres subgrupos, dando las siguientes consignas: el primer subgrupo, realizó una construcción colectiva de la masculinidad pasada; el segundo subgrupo realizó una construcción colectiva de la masculinidad presente; y, por último, al tercer subgrupo realizó una construcción colectiva de la masculinidad futura.
Cada subgrupo eligió a un/a integrante como portavoz para explicar la construcción colectiva.
Primer subgrupo: la masculinidad pasada
Este subgrupo ocupó un extremo del escenario formando una línea con la que, a partir de la disposición de pequeños grupos, se representaron diferentes contextos sociales en simultáneo donde se desarrollaba dicha masculinidad.
En cada grupo pequeño (compuesto por 3-4 personas) se tomaban formas corporales para representar aspectos vinculares de la masculinidad pasada en cuatro contextos:
- Bar: tres varones se vinculan amistosamente a través del consumo de alcohol (representado mediante las manos alzadas sosteniendo una copa).
- Campo de fútbol: tres varones en relación de amistad, mirando hacia el frente con puños elevados y cerrados y bocas abiertas, representando una expresión agresiva entre gritos y celebración.
- Club: dos varones en relación laboral representan el consumo de prostitución, toman posturas de pie, abriendo en paralelo brazos y piernas con la zona sexual inclinada hacia delante en relación al resto del cuerpo. Ambos se colocan frente a dos mujeres sentadas, en un plano inferior a ellos.
- Hogar: dos mujeres en relación familiar toman posturas dinámicas representando quehaceres del hogar y un varón en una postura pasiva y de descanso en relación al resto.
En la etapa de comentarios, tanto el auditorio como el grupo protagonista destacaron la diferencia entre la sociabilidad que se desarrollaba en los dos primeros contextos de amistad entre varones, y la sociabilidad en los dos últimos contextos entre varones y mujeres.
En relación a los dos últimos contextos (club y hogar), las resonancias del grupo hicieron hincapié en las figuras femeninas subordinadas a los cuidados y placeres masculinos.
Sin embargo, en los comentarios relacionados con los dos primeros contextos (bar y campo de fútbol), destacaron aspectos como la violencia, el consumo de alcohol y la ausencia en los varones de aspectos afectivos.
Segundo subgrupo: la masculinidad actual
Este subgrupo presentó una construcción colectiva dónde destacó una forma corporal llamativa en relación al resto, representada por un varón sentado en el suelo inclinado hacia delante, con una postura abatida, una mano en forma de puño cerrado bajo el mentón y otra mano extendida con la palma hacia arriba direccionada hacia delante.
Se destacó la postura reflexiva, también dubitativa, en actitud pensativa que reflejaba cierto grado de angustia existencial. Tras él se situó una mujer que apoyaba su mano en la espalda y, más atrás, a un lado, se ubicaban cuatro varones con posturas extrañas que representaban a diablos y, al otro lado, cuatro mujeres con las manos a media altura y las palmas hacia arriba, representando posturas dubitativas.
Una vez que comenta el portavoz de este grupo la construcción anterior, aclara que estas últimas figuras de diablos masculinos y mujeres dubitativas representaban elementos internos conflictivos para el varón sentado en el suelo (pensamientos, ideas, sentimientos, etc.).
En la etapa de comentarios, el auditorio hizo referencia a la soledad que caracterizaba al varón sentado. Que a pesar de tener apoyo de una mujer, continuaba presente el conflicto interno, representado por el resto de yo-auxiliares espontáneos detrás de ambos.
En este sentido, a diferencia de la construcción anterior (masculinidad pasada), el varón ya no refleja una postura erguida, de cierta superioridad que antes le caracterizaba, sino más bien una postura decaída propia de un estado depresivo, en el nivel inferior del espacio.
Tercer subgrupo: la masculinidad futura
En esta ocasión, el grupo realizó una construcción colectiva representando la masculinidad futura con un varón acompañado de la mano por una mujer a cada lado, con posturas de avance y expresiones faciales de alegría.
Detrás y en simultáneo, dos grupos pequeños (de tres y cuatro personas) completaron la construcción. Ambos grupos representaban a otros varones y mujeres en posturas similares, formando dos círculos y dirigiendo sus miradas hacia la propia mano con la que sujetaban un dispositivo móvil.
En todas las formas corporales de esta construcción destacaba la ocupación del plano alto por igual, todas las personas (tanto varones como mujeres) estaban de pie.
En la etapa de comentarios, el auditorio resaltó la presencia del aspecto vincular mediante el contacto físico a través de las manos entre el varón que avanza y las dos mujeres a su lado en una situación de igualdad.
Además, tanto el grupo protagonista como el auditorio consideraron significativos los dispositivos móviles como instrumento indispensable en las nuevas formas de comunicación a través de las redes sociales, y con ello, la posibilidad de pensar relaciones afectivas y sentimentales desde una perspectiva más amplia.
Asimismo, se reflexionó sobre las construcciones anteriores, resaltando de la masculinidad futura la superación de la angustia existencial de la masculinidad presente, resignificando los aspectos afectivos en el vínculo con los roles complementarios. Esto último se contrapone notablemente a la ausencia de afectividad en la primera construcción colectiva (masculinidad pasada).
Desde el auditorio se hizo referencia a las posibilidades que ofrece el sicodrama del modelo Rojas-Bermúdez y la metodología empleada, tales como la aparición de un amplio material, con su correspondiente elaboración a través de la lectura de formas en un breve lapso de tiempo (90min). Esto último cobra aún más sentido cuando se trata de un grupo numeroso, donde la gran mayoría fue partícipe y pudo expresarse, intercambiando opiniones e impresiones.
Por último, varias personas coincidieron en la posibilidad de replicar el taller en sus lugares de trabajo (escuelas, centros de menores, comunidades terapéuticas, escuelas de padres, centros de salud, etc) como herramienta de cambio y reflexión para abordar las relaciones de género.
CONCLUSIONES
Plantear la exploración de las masculinidades pasadas, presentes y futuras desde el abordaje sicodramático -con una perspectiva teórica multidisciplinar en el marco de las teorías feministas- es una propuesta sumamente necesaria y de actualidad, donde el sicodrama no debe quedarse atrás como herramienta de transformación social en la búsqueda de la igualdad de género.
Tratar las masculinidades como una categoría relacional en torno al género desde el sicodrama, implica necesariamente abordar sus complementarios. Esto lo hace aún más interesante, al observar que estas relaciones varían o pueden cambiar dependiendo del momento socio-histórico que se trabaje (contexto social).
El sicodrama, ya sea en cualquiera de sus encuadres de aplicación (social-pedagógico-clínico) posibilita la integración de contenidos para lograr cambios que puedan aparecer como resultado de la acción.
En este caso, reflexionar sobre las masculinidades pasadas y/o tradicionales, ofrece la posibilidad de problematizar las formas de masculinidades presentes que están en juego en las relaciones de género.
A partir del trabajo realizado, la masculinidad pasada se caracteriza por la subordinación de lo femenino, ausencia de afectividad, consumo de prostitución, expresión de la violencia y dependencia de los cuidados femeninos. Sin embargo, la masculinidad presente se expresa mediante aspectos introspectivos tales como: la reflexión, la duda, el conflicto psíquico y la angustia existencial.
A modo de superación, la masculinidad futura integra las contradicciones de las dos anteriores, aproximándose al ideal de igualdad de género mediante la demostración de afecto y el desarrollo de relaciones sociales igualitarias.
Finalmente, este trabajo posibilita pensar y problematizar sobre los sesgos y diferencias de género que continúan presentes en la actualidad y que influyen en el quehacer profesional.
[1] Término utilizado y desarrollado por Graciela Moyano en su ponencia: “Vínculos ,red social, contexto social en el sicodrama de Rojas-Bermúdez” presentada en el 28° Encuentro Anual de la ASSG-RB el 9 de marzo de 2023.
[2] Idem anterior.
Referencias/Bibliografía
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- Brown, M., Charles, M. (2020). Mujeres y psicosis. Perspectivas multidisciplinarias. Ed. Herder.
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